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Del relativismo socialcomunista, sectario y sanchista, al “reflexivo fijo discontinuo”

Tenía pensado dedicar este artículo a la primera parte del título, a raíz del resultado de las elecciones vascas y de la pantomima de las dos “comisiones de investigación” que empezaban el pasado lunes.

Respecto a lo primero, me limitaré a decir que el resultado electoral deja servido el cambio que la deriva nacionalista, alimentada por el socialcomunismo, viene apuntando en las dos últimas décadas. El empate a escaños entre los que recogían los frutos de las ramas que mecían los otros, PNV y BILDU –herederos de SORTU y Batasuna, que son los mismos– respectivamente, deja un desolador escenario. Aunque, una vez más, todos han “ganado”, la realidad es que sólo lo ha hecho uno, el representante de los que antes mataban, que ha subido seis escaños, para conseguir ese empate a 27 con su muñidor PNV, que perdió cuatro de los 31 conseguidos en 2020. Cierto que el nacionalismo conservador ha ganado en votos, gracias a su fuerte implantación en Vizcaya, pero el verdadero triunfador ha sido el nacionalismo comunista del brazo político de la banda terrorista ETA. El resto, mera comparsa, sólo sirvió para dejar constancia de que el nacionalismo anticonstitucionalista copa ya el 67’70% del voto vasco y sus auspiciadores de la ultraizquierda “nacional” el 17’56%, es decir, juntos, algo más del 85%. La “apoteósica” subida del 50%, en votos, del Partido Popular significó un mísero diputado más, 7 ahora, que no mejora mucho su simbólica presencia, después de más de diez como presidente regional del “Atila” Borja Sémper, que dejó estéril el suelo azul vasco y, hoy, sorprendentemente, uno de los hombres fuertes del actual líder, Alberto Núñez Feijoo. La otra “esperanza” nacional, Santiago Abascal, se mostró “satisfecho” de no haber perdido el escaño de los anteriores comicios. Como hace un par de meses sucediera con la vicesegunda y “chulísima”  Yolanda Díaz, en Fene (La Coruña), se volvió a poner de manifiesto que tampoco es “profeta en su tierra”, cosechando en Amurrio (Álava) la “friolera” de 116 votos de los 5.334 escrutados, un 2’2%, menos que el extinto Podemos y el casi inexistente SUMAR.

Respecto a lo segundo, las comisiones de investigación sobre el conocido como Caso Koldo, que apunta mucho más alto, recordé la conocida frase que se atribuye a Napoleón –otros la atribuyen al argentino Juan Domingo Perón–: “Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión”. En este caso, no contentos con una, ponemos en marcha dos. Una, la del Senado, con algún viso más de llegar a algo que la otra, la del Congreso, montada para contrarrestar la primera y cuya interminable lista –134 componentes de los que sólo 22 están relacionados con el caso Koldo– ya pone en escena el lodazal que el PSOE quiere agitar con el ventilador a toda marcha, su especialidad. No ha comenzado muy bien ninguna de las dos tras las comparecencias de los primeros llamados a cada una, el propio Koldo García y Salvador Illa, exministro de Sanidad, y ya veremos lo que dan de sí, salvo en el ámbito judicial en el que el caso está abierto, con no pocos frentes, y con no pocos comentarios que ponen de manifiesto la doble vara de medir característica de la izquierda de nuestro país, pero no me quiero extender en esto hoy.

Pero siendo muy importante todo lo anterior, la noticia de la semana fue la “sorprendente” Carta a los ciudadanos que Fray Perico I el Mentiroso y, desde el miércoles, también, El Enamorado, nos dirigió a todos los españoles. Si he de ser sincero, y me gusta serlo siempre, lo primero que me vino a la cabeza fue la huida de Bettino Craxi en 1994, un personaje de un perfil político que guarda no pocos paralelismos con nuestro presimiente Pedro Antonio. Para empezar, fue elegido secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI) cuando el partido atravesaba una gran crisis –Sánchez lo fue del PSOE, en 2014, tras la crisis que dejaron Rodríguez Zapatero y Pérez Rubalcaba– y, años después, fue primer ministro con el apoyo de cinco partidos –la moción de censura a Mariano Rajoy fue apoyada por seis, si no tenemos en cuenta las quince o veinte franquicias de Podemos, concentradas todas en el entonces Unidos Podemos (hoy Unidas y en vías de extinción)–. Y puestos a encontrar paralelismos, la trama de corrupción de Tangentpoli, conocida en Italia como Mani pulite (Manos limpias)  la que llevó a la condena del mandatario italiano en 1992 y ha sido la querella presentada por el sindicato Manos Limpias contra Begoña Gómez la que ha llevado a su marido a escribir esa carta y a tomarse unas vacaciones de cinco días como periodo de reflexión para “decidir” si “decide” dimitir o no. El resultado de aquella trama de corrupción italiana fue la condena de Bettino Craxi, que huyó a Túnez, donde murió en el año 2000, y supuso la desaparición del PSI. Por eso pensé que Falconeti, con un partido socialista casi desecho y un panorama judicial más que complicado por delante –Pegasus reabierto, negocios de la mujer, hermano “portugués”, ministros bajo sospecha…–, podría tal vez plantearse seguir el camino de su colega italiano y huir. Claro que, en su caso, no sería Túnez el mejor destino para él sino la República Dominicana, domicilio ya de su amigo Pepe Bono y de Felipe González, ambos ciudadanos dominicanos y qué mejor redondeo del número de viajes del Falcon a ese país, que completaría, con el número cuarenta, los treinta y nueve anteriores que no termina de aclarar el “transparente” autócrata.

Hecha la anterior reflexión y aunque el número de hipótesis de estos días sobre los motivos que han podido llevar al huésped de la Moncloa a dirigirnos esa “sentida” carta y las consecuencias de su “pensada” decisión final, que nos anticipó para el próximo lunes, día 29, es obligado hacer algún comentario sobre ese texto que algunos “periolistas” llaman “manuscrito”, pero que conocimos impreso, salvo la firma de la presunta víctima. Por cierto que la fecha elegida parece algo más que una “casualidad”, ya que ese día se celebra la festividad de San Pedro Mártir, y es que entre sus casi ochocientos asesores tal vez haya alguno que se conozca el santoral y le aconsejara esa fecha para acentuar el victimismo que pretende transmitir nuestro “Escribidor”. Todo es posible con este personaje, afectado sin duda por esa triada oscura: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía que formularon Delroy L. Pauhlus y Kevin M. William en 2002. Tres características de las que hace gala permanentemente nuestro showman orgulloso, retorcido manipulador y ambicioso egocéntrico. A saber cómo llevará su plan –casi ocho de cada diez españoles no nos creemos esa carta– en este cuarto día de “reflexión” y retiro espiritual el carismático líder, que hoy –ayer para el lector– se ha dado un pequeño homenaje, mucho menor de lo que le hubiera gustado, a las puertas de la sede socialista de la calle Ferraz. Y es que no han sido mucho más de diez mil –12.500 decía “su” delegado del gobierno en Madrid– los fieles de toda España acarreados en autobuses hasta Madrid que, según las malas lenguas se habían contratado hace una semana, es decir, unos días antes de que se conociera la “improvisada” comunicación epistolar del resiliente doctor Plagio cum Fraude. Decía Carlos Herrera en su editorial del jueves que estamos ante “Un caudillo populista que aspira a dar una suerte de golpe blando, que quiere polarizar, señalar, intimidar, llamar fascistas a todos los que no están en su esfera –su sanchosfera, añado yo– y que además quiere impunidad”. Lo cierto es que todo parece estar orquestado para desviar la atención o darse un baño de multitudes que le lleven a exhibir su “espíritu de sacrificio” que lo llevará a seguir en el cargo. Salvo que sepa que van a parecer más cosas que atañen a su entorno o se haya convencido por fin de la inviabilidad de este aquelarre de legislatura que ha forzado y pretenda un cierre de filas y un mensaje a los separatistas catalanes para que recuerden a quién necesitan en Moncloa para conseguir sus objetivos y seguir haciendo lo que les dé la gana.

Mientras tanto ahí queda ese constructor del muro, como él mismo dijo “para que no gobierne la derecha con la ultraderecha” –su verdadera obsesión–, a las que citó catorce veces en su misiva, que dice que “nunca ha tenido apego al cargo”, pero que se vendió por siete votos para continuar en él, como le recordaban con una coplilla en su reciente visita a un hospital de Ciudad Real. Este presimiente continuo, que ahora se convierte en un “fijo discontinuo”, como lo definía acertadamente el profesor Luis del Val en una de sus fotos del día en las mañanas de COPE, se permite hablar en su carta de “las sucesivas victorias electorales”, cuando no ha ganado una sola elección de las que se ha presentado. Dice que “la derecha no aceptó el resultado electoral”, cuando fue el PP el partido que ganó claramente las elecciones –137 escaños frente a 121, recuerdo– que él prostituyó vendiéndose a los enemigos de España y de la Constitución para permanecer en el poder y que “ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal”. Y lo dice el que ha perseguido por tierra, mar y aire, es decir por la fiscalía general y las filtraciones de hacienda al hermano y a la actual pareja de la presidente de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Habla también de los “palmarios escándalos de corrupción” del PP –por supuesto condenables, aunque incomparables con los del PSOE y UGT–, el que pertenece al partido de los ERE de Andalucía y multitud de casos como los de FAFFE, ISOFOTON, MAREA y una infinita lista que daría para llenar un libro sólo con sus resúmenes y las cantidades malversadas. Dice que “Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas”, el que manipula, engaña y esquilma a ciudadanos que son precisamente eso, personas, de las que abusa y a las que ignora, con su falta de sinceridad y transparencia. Como le decía la citada Díaz Ayuso, “menos actuaciones y más explicaciones”. Aunque él prefiere la sobreactuación y el show que este sábado protagonizaron sus coros y danzas, espoleados por la verdulera que puso como número dos en el gobierno y en el partido, Mari Choni Montero, que gritaba cual posesa, junto a los dependientes del líder –incluido un tal Emiliano García Page el cacareador–, ese “¡Pedro, quédate!” –parafraseando la conocida canción de Raffaella Carrá, que si hubiera levantado la cabeza se habría querellado también contra ella– para animar a los escasos borregos pagados que llegaron a la puerta de la sede socialista, a los que alienta el embajador de Venezuela con su arenga: “No nos podemos quedar quietos, no nos podemos quedar callados. Esto es un debate público”.

Esperemos al lunes que, desgraciadamente, nos deparará la continuación en el poder de este aspirante a caudillo bolivariano que pretende a España a una nueva confrontación civil y a acabar con ella, si no se lo impedimos antes. Pero, ¿y si huyera de verdad?

Antonio De la Torre,  licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.

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