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Crónica de un esperpento anunciado y creciente

 

Como me temía, el nuevo año no iba a dejar de mostrarnos más peldaños en esa escalera del despropósito que cada día crece y se sube más aprisa. Una consecuencia más del “Vale todo” y “Nunca pasa nada” –para la casta política de una clase, preferentemente–, que llevo décadas poniendo de manifiesto.

Ha empezado el año haciendo recordar el conocido refrán español que dice que “Al miedoso, los dedos se le antojan huéspedes”, que parece ser lo que mueve al gobierno a salir en tromba por eso de que “la mejor defensa es un buen ataque”, que no estoy seguro de si fue el filósofo chino Sun Tzu, el que nos la dejaba en su famoso libro “El arte de la guerra”.

Por empezar por algo que está dejando serias consecuencias y la evidencia de la poca sintonía de las dos partes del desgobierno, conviene recordar que la puesta en vigor de la “ley del sí es sí” –me niego a escribir esa ley con mayúscula– deja ya más de 180 condenados a los que se le rebaja la pena y cerca de una treintena de excarcelados, que ya veremos lo que tardan en volver a delinquir.

No pueden pasar por alto las desafortunadas declaraciones, relacionadas con esto, de la secretaria de Estado de “igual-da” , Maya –como la abeja, por cierto– Ángela Rodríguez Martínez, que sacó el “aguijón” y se mostró como lo que es, un ser chulesco y despreciable que se siente por encima de todo, algo muy común en nuestros políticos actuales, especialmente en los de esta izquierda cada día más casposa. Esta “personaja”, que puede que oculte tras sus risotadas y prepotencia su complejo de inferioridad, empieza por llamarse “Pam”, que no responde a ninguno de sus nombres y tal vez era el que le hubiera gustado tener, nos dejaba hace unos días su antología del disparate: “De las personas que van a ir al registro para cambiarse de sexo todas las mañanas, llega los violadores a la calle” y, el coro que la acompañaba en esa mesa de micrófonos morados, compartía: “Cientos, miles, oleadas…”. Tres días después del lógico revuelo que originó su exabrupto, criticado un poco incluso por sus socias de gobierno, justificaba que “las feministas estamos acostumbradas a que su trabajo quede reducido a bulos, noticias falsas y manipulaciones que ridiculizan y tergiversan las políticas de Igualdad”, o sea, que todo fue un bulo de la derecha malvada, pero yo creo que la verdadera “bul-la”, como pronunciaría un chino el término que mejor le cuadra, es ella. Lo indignante es que, como ha dicho Alberto Núñez Feijóo, Pedro Antonio PinócHEZ el “histórico”, no sea capaz ni de cesar a una secretaria de Estado para poder continuar en su colchón de Moncloa, deja claro su nivel.

Entró también en vigor la aberrante ley que despenaliza el delito de sedición y atenúa, a la carta, el de malversación, en una modificación del código penal que ha forzado el presimiente y sólo busca exculpar a sus socios separatistas, rebeldes e independentistas. Una ley de la que, como ha dicho el presidente de la Generalidad, Pere Aragonés, y estos no mienten en esas cosas: “Hemos redactado el texto”, por si había alguna duda.  Anduvo rápido el Juez Pablo Llarena en redactar un auto en el que desmonta buena parte de las “teorías” del desgobierno para tan aberrante modificación, tales como que “había que armonizar la legislación española sobre la sedición con la europea”. Por otro lado, deja claro que “Los hechos juzgados, encajan en el nuevo delito de malversación y se descartan los tipos atenuados”, descartando también “que se puedan aplicar los tipos penales atenuados de la malversación porque serían únicamente apreciables si se dispone temporalmente del bien público, con intención de devolverlo posteriormente y por tanto con mera voluntad de uso temporal del mismo”. Veremos qué alega el abogado del prófugo Pico del Monte, el chileno Gonzalo Boyé –otra importación del mal, llegada de Hispanoamérica–, que tiene a sus espaldas, entre otras cosas, una condena de la Audiencia Nacional a catorce años de prisión por su colaboración con ETA en el secuestro de Emiliano Revilla y está acusado de blanqueo de capitales en el caso del nacotraficante gallego, Sito Miñanco. Una “joyita” del Cono Sur, en toda regla.

Mención aparte y que dará que hablar, sin duda, es la nueva “sociedad” que se intuye entre desgobierno y Tribunal Constitucional, del que su hasta ahora Presidente, Pedro González-Trevijano, se despedía con un gran discurso , del que destaco este importante mensaje, del que debía aprender su sucesor: «Ante la Carta Magna no son oponibles soberanías populares». Porque, como también parecía anunciado, y tras un paripé de votación, se consumaron los cambios deseados por el desgobierno que dan mayoría al bloque progresista, encabezado por el incondicional Cándido Conde Pumpido. Así que, entre el que no dejaría “la gobernabilidad del Estado en manos de los que quieren romperlo”, pero se alió con ERC y BILDU, y el que decía que “los jueces deben estar dispuestos a mancharse la toga con el polvo del camino”, es decir, “adaptar” la Justicia a la política, para entendernos, nos esperan días muy “sabrosos” en el panorama político y jurisdiccional y ya veremos cómo resuelve los recursos pendientes este Tribunal, que algún jocoso de las redes ha titulado ya como “Casa Pedro”. El que presentó el PP contra la Ley del aborto de 2010, sigue durmiendo el sueño de los justos y, con él, el de la eutanasia, el de la ley de educación conocida ya como LOMLAÁ, en honor a la  ministra que decía que “los hijos no pertenecen a los padres” y demostraba su “elegancia” y discreción en el funeral del Papa Benedicto XVI. No sería de extrañar que, tras aquel alarde sobre la Fiscalía con su arrogancia característica, el presimiente le espetó a un periodista, ahora escuchemos de su boca: “¿Quién manda en el Constitucional, quién? Pues eso”.

No han faltado las trampas en el solitario con las que acostumbra el desgobierno a contarnos sus “logros”, en esta ocasión presumiendo de que España sea el país europeo con “el menor índice de inflación”, que es verdad, al haber cerrado el año en el 5’6% frente a la media del 9’2% de la zona euro. Pero no dice nada de la inflación subyacente, la que está detrás de la bolsa de la compra, que nos sitúa en un lugar destacado con el 6’9% frente al 5’2 de Europa.

No puede presumir sin embargo de la creación de empleo, pese a querer vendernos un falso dato del 11’76% global, en el que no cuentan esos “fijos discontinuos” que se sacó de la manga, entre otras cosas “chulísimas” la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que todavía no ha desojado la margarita sobre su proyecto de SUMAR, restando a la extrema izquierda, o formando parte de ella si no dan los números.

Tampoco puede sacar mucho pecho con el dato del desempleo juvenil en el que somos todavía más líderes destacados pese a ser “el país que más universitarios saca a los mercados”, que he escuchado en una radio a alguno de estos “expertos” que no pasaron de la teoría. Esto me trajo a la memoria un artículo de hace bastantes años, Julio de 2015, en el que trataba esta aparente paradoja. Y es que llevamos cincuenta años sin darnos cuenta de que, en este campo, hay que anteponer la calidad a la cantidad. También en Educación faltó sentido de Estado y no se ocurrió coordinar esa Incontinencia Universitaria de que todo el mundo estudie una carrera, sin tener en cuenta el “pequeño” detalle de coordinar esa inflación de títulos, que no educativa, con las necesidades del mercado, algo elemental por lo que habría que haber empezado.

Termino con una reseña de lo que acontece en otro de esos partidos en claras vías de extinción, Ciudadanos, que perdió la brújula cuando pasó de ser un exitoso partido regional a un ambicioso grupo de oportunistas, resentidos y arribistas, que creían descubrir el mundo político nacional y hacerse con él después de un sueño absolutista de su entonces líder que, a falta de ideología real y olvidado del origen del proyecto, no tuvo reparo en cambiarla a gusto del “mercado”, para abarcar más “clientes”. No hay que olvidar que C’s nace como una escisión del Partido Socialista de Cataluña, ante su deriva nacionalista y no se conformó con la buena trayectoria que les hizo pasar de 3 a 25 diputados en el parlamento catalán, antes de dar el salto nacional, y llegó a 36 en 2017, cuando Albert Rivera se había pasado a la política nacional y dejó Cataluña en manos de una Inés Arrimadas que no se atrevió a tratar de hacer valer su mayoría y, este fin de semana, acaba de dejar la presidencia del partido. Los dos, de distinta manera, demostraron su mediocridad, más allá de una buena facilidad de palabra e imagen, pero incluso en este ambiente deprimente de nuestra política, hace falta algo más que eso. Este fracaso, me ha traído también a la memoria algo escrito en vísperas de las elecciones de Diciembre de 2015 , las del batacazo de 3’5 millones de votos que se le fueron al PP de  Mariano Rajoy. Votos que, prácticamente recogió Ciudadanos, consiguiendo 40 escaños, que no supo aprovechar para llegar a acuerdos ni con el PP ni con el PSOE, lo que me llevó a preguntarles “Quo vadis, Ciudadanos?. después, en la repetición de junio de 2016, el partido naranja se dejó casi 400.000 votos y 8 escaños. Pero todavía hubo otro espejismo para ellos, en las primeras elecciones, tardías, que convocó el que ya se conocía como presimiente Falconeti, cuando superaron los 4’1 millones de votos y obtuvieron 57 escaños. Pero otro grave error de cálculo –de nuevo la mediocridad ambiciosa– les supuso el castigo de perder 2’5 millones de ese récord, apenas seis meses después, y quedarse con los diez escaños actuales, la retirada de su líder y la antesala de la desaparición que le vaticinan la mayoría de las encuestas. Y por ese camino estamos viendo a Podemos, hasta llegar a su horizonte natural, el que en su día dejó Julio Anguita y, con el decalaje natural, tras haber reaparecido cuatro años más tarde que los dos anteriores, en la repesca sanchista desde la Moncloa, Vox hará lo propio. Pero ese es otro tema, que merece un poco más de espacio.

Antonio De la Torre,  licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.

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