«La vida es el arte del encuentro» es el lema que una importante editorial utilizó, para una sugerente publicidad de sus novedades literarias, con la imagen de Jeanne Moreau, la musa del cine francés de finales del siglo pasado, haciendo que leía un libro. La campaña publicitaria resultó todo un éxito porque, además de a la diva de la nouvelle vague, exhibió a todos los importantes iconos del siglo veinte, Audrey Hepburn, Paul Newman o Marilyn Monroe, entre otros, ensimismados ante un libro.
Una imagen cicatriz y por tanto inolvidable, como lo son, para todos, esas canciones de la música popular a las que definimos con la banda sonora de nuestras vidas pero, sobre todo, una frase para la filosofía cotidiana de nuestros días, más que un lema, el arte del encuentro, una de mis citas preferidas e infinitamente recordada, alabada y declamada, en esa fase bendita que es el rodaje en el oficio del periodismo televisivo que practiqué durante prácticamente toda mi carrera profesional. Oficio en el que, en uno de mis primeros pasos como aprendiz, encontré como ya maestro a Ignacio Rodríguez Márquez, Nacho para los amigos, el autor del libro que tiene entre las manos.
Le conocí hace ya muchos años que nunca serán demasiados y en esencia egoísta, hoy me saben a poco, al añorar su presencia, vitalidad y compañerismo. Pero ahí esta, en esa nebulosa eterna de las experiencias pasadas, vital y cultural en la que ahora gracias a sus inolvidables consejos recuerdo a ese otro artista de la vida que se me apareció, en forma de poemas musicalizados, a la vez que Nacho estrechaba mi mano por primera vez. Me refiero a Facundo Cabral que en más de una ocasión referenció ese arte del encuentro que supone la vida en la que lejos de la felicidad son todo pretestos y en la que cada mañana es una buena noticia, al igual que la imapagable presencia que a tu lado tengas a un hombre justo.
Y así es, el autor se presentó en mi vida como un jefe de respeto como muy pocas veces mi experiencia laboral me ha vuelto a mostrar. Eran los incios de los ochenta y ya entonces, Nacho dirigía un programa de éxito en Televisión Española, al que por esos recovecos y giros del destino no me pude incorporar pero aún así coincidimos en el día a día en esa otra importante faceta de su biografía, la del deporte. Nacho ya era campeón de España en esgrima y además, ejercía con talento la función de base y capitán de equipo en el baloncesto, mi deporte preferido y al que dedique horas y esfuerzos en mi juventud y en el que por cierto nunca llegué a pasar de un diamante en bruto. Y no como él, un artista a la hora de repartir juego y resolver con precisión los problemas que al equipo se le podían presentar en el ataque y, con decisión, tirar de tres puntos, y encestarla.
Este libro recoge los artículos publicados por Ignacio Rodríguez Márquez entre 2017 y el aciago 2021 en la revista digital La Paseata que edito y dirijo y que en realidad no existiría sin su empuje y colaboración. Un trabajo que, reunido y así expuesto, resulta un fiel y documentado retrato de la sociedad española fracturada y sumida en esa fosa séptica que han excavado nuestros últimos gobernanates y en la que los ciudadanos sufrimos una axifisiante crisis de valores y las traiciones de los pagafantas amamantados.
El autor, titula el primer capítulo como La inteligencia fracasada de la clase política, la de nuestros políticos, una terrible carencia que les incapacita no solo para gobernar nuestro país, sino incluso, su comunidad de vecinos. Así. la pluma de Nacho Rodríguez Marquez con la precisión del golpe recto del esgrima nos presenta los dramáticos perjuicios que ya ha causado el tolerado, premiado e insaciable nacionalismo en España en su deriva secesionista. Y para ello y nos explica en el segundo capítulo las claves de esas castañas que siempre ha recogido el PNV al remover el árbol de la violencia terrorista en el País Vasco. Consigue con su prosa Nacho Rodríguez realizar un análisis en profundidad de las claves que subyacen más allá de esa ideología supremacista, y con una clara voluntad de desmontar las bases intelectuales, sociales y culturales sobre las cuales se ha edificado.
Se llama batalla cultural, un reto orillado por la clase política en los útimos años de dominación buenista. Una lucha que centra cada una de las palabras y párrafos que Nacho Rodríguez Márquez nos comparte como un auténtico pionero en ese necesario desenmascaramiento de los nuevos sofistas y falsos profetas de la leyenda negra que en la actualidad campean a sus anchas alimentados del erario y patrocinados con riquísimas subvecniones del dinero público que no es de nadie pero sí es de todos. Y así es necesario reseñar aquí que el autor es un adelantado al describir el concepto de «nuevo frente popular«, al referirse al actúal gobierno de España que preside Pedro Sánchez el felón. Un término de referencia histórica que en la actualidad ya utilizan cotidianamente algunos sociólogos, intelectuales y hasta afamados tertulianos. El concepto queda claro en el tercer capítulo: La historia que puede volver a pasar.
Pensares y Sentires está ilustrado de la mano de Fernando Balbas, un joven artista que despunta por su ironía y capacidad crítica en las redes sociales con el pseudónimo de Tano y que desde un primer momento colaboró en la edición de este libro como contribución personal a esa batalla cultural que el autor del texto desgrana en positivo en el cuarto capítulo de homenaje a esas figuras de nuestra nuestra historia que la política corrección que nos invade trata que olvidemos.
Manuel Artero Rueda ha dedicado toda su vida profesional a la televisión en la empresa pública RTVE. Autor del libro “El reportaje para televisión un guiño a la noticia”, un práctico temario con el que ha impartido clases tanto en el Instituto Oficial de RTVE como en el máster de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. La Paseata u