Felipe II por Sofonisba Anguissola, 1565 en Museo del Prado.
Número 8
El 25 de julio de 1554, Felipe II de España ratificaba su matrimonio con María I Tudor de Inglaterra, única hija del matrimonio entre Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos (RRCC) y Enrique VIII de Inglaterra.
La ceremonia nupcial, la boda, se había celebrado, meses antes, en enero, en la catedral de Winchester. Una ceremonia sin novio, puesto que estaba de viaje. El conde de Egmont, aristócrata flamenco, le sustituía. Incluso en el lecho nupcial, “para mantener la costumbre de la noche de bodas”: pero el, tumbado, sin moverse y con la armadura. No tenía permiso para nada más.
Hasta el 25 de julio no se pudo consumar el matrimonio. Un matrimonio de conveniencia. Ambos eran familiares. Ella, su tía, nieta de los RRCC y el, su sobrino, bisnieto también los RRCC. El objetivo, el que el padre de Felipe, Carlos I de España quería conseguir, el apoyo de Inglaterra en sus luchas contra Francia.
Dura poco el matrimonio, Solo cuatro años, aunque a Felipe le había convertido en rey de Inglaterra. Felipe no está enamorado de ella y solo mantiene encuentros esporádicos con la reina para ver si puede concebir un heredero, pero no lo consigue. Ello le hace alejarse. Viajes constantes y “amores” con sus cortesanas. Curiosamente, ella, estaba enamorada.
Todo termina con la enfermedad de la reina. Depresión por no poder concebir un heredero y por no poder estar con Felipe que, además, la rechaza. En la madrugada del 17 de noviembre de 1558, la reina muere en el palacio londinense de Sant James.
Autor: Andrés Valencia, profesor e historiador
