Uxue Barkos (c), junto Koldo Martínez y María Solana. EFE/Villar López
Desde que comenzó el Gobierno del nacionalismo vasco en Navarra, su Departamento de Educación sólo ha hecho encadenar, una tras otra, decisiones que equivaldrían a pensar que estamos “ante un elefante en una cacharrería”, puesto que apenas ninguna de sus iniciativas pudiera calificarse de positiva para el bienestar de la población navarra.
Más bien todo lo contrario, lo que debería ser un ejercicio de eficacia educativa, se ha convertido en un despropósito continuo. La última, la Oferta Pública de Empleo (OPE) para este departamento, o lo que es lo mismo, la oferta de plazas de maestros y profesores.
Lamentablemente, apenas han superado la oposición unas pocas personas, llegándose al extremo de que han aprobado menos, que plazas ofertadas, con el consiguiente desastre para muchos centros educativos que van a ver, este próximo curso, cómo muchas de sus plazas no van a ser ocupadas, con el consiguiente problema de desdoble de aulas o incapacidad para poder llevase a cabo determinadas actividades por falta de personal cualificado.
La incapacidad del Departamento de Educación de este Gobierno nacionalista de Navarra se aprecia una vez más. El cambio en el modelo de oposición por el que ahora todo se basa en pruebas eliminatorias, no como en el pasado, que había una baremación de las distintas pruebas, ha sido una de las causas de tamaño desastre.
La obsesión por cambiar lo que hacían anteriores gobiernos, sin tener en cuenta si lo que se hacía hasta ahora era bueno o no, provoca estos desastres. Si a ello se añade que una parte importante de la oposición podía realizarse en «euskera» no en español, puede entenderse porqué ha habido tan pocos aprobados, elemento que podría provocar la repetición de la oposición y la revisión de los criterios de evaluación.
Tiempo perdido, desastre educativo.
