En los tiempos que corren, todos los días del año tiene su celebración. El Día internacional de tal o de cual cosa está a la orden del día; desde lo más insospechado hasta lo más loable.
Uno de los días en los que la celebración merece la pena es el Día internacional de la lucha contra el cáncer de mama. Aprovechando esa efeméride, la asociación pamplonesa Saray, organizaba una carrera atlética en la que hasta 12.000 personas formaban parte. Las calles de la capital navarra se teñían de rosa, color elegido para reivindicar el cáncer de mama, como símbolo de dicha reivindicación.
El cáncer de mama es uno de los tipos de cáncer más extendidos entre la población femenina de este país; según datos aportados por el Servicio Navarro de Salud, una de cada cuatro mujeres lo padecen. Los avances de estas últimas décadas han posibilitado unos porcentajes de curación total que rondan el 90 %.
Todo ello, no sería posible si la investigación médica no existiera. Los gobiernos, tanto el central como el foral navarro, son los encargados de aportar los fondos necesarios para que la investigación continúe. En estos años de crisis económica, la aportación que los gobiernos llevan a cabo para fomentar la investigación ha caído en picado.
La clase política debería ser consciente de la importancia de mantener elevados niveles presupuestarios dedicados a la investigación. Enfermedades como estas, no deberían ser dejadas de lado. La supervivencia de cientos de personas cada año dependen de ello.
