Los homenajes a etarras se están convirtiendo en otro esperpento más de la democracia española. Parece como si los jueces consideraran que hoy más que nunca, porque homenajes siempre ha habido, dichos homenajes son una muestra de la libertad de expresión, nada más.
Los jueces pronto han olvidado que los homenajes a etarras son, pura y llanamente, homenajes a asesinos. Asesinos con un gran historial de crímenes, en los que sus víctimas hoy están bajo tierra.
La víctimas se sienten indefensas, se sienten desamparadas, porque hoy, una gran parte de la sociedad, como no hay muertes, mira para otro lado a su sufrimiento y da alas a sus verdugos.
El propio Rajoy, su Gobierno y su partido, el PP, dejan claramente de lado a las víctimas de la barbarie y miran para otro lado ante los actos de los asesinos. El mundo al revés, el bueno hoy es malo, y el malo hoy es bueno.