Uno de los retos de la sociedad actual es «aprender a leer las emociones, entrenarlas y hacer músculo emocional», dentro de lo que se conoce como inteligencia emocional, que aporta numerosos beneficios a las personas, como la mejora de su rendimiento laboral y competencial y en el ámbito educativo.
Así lo ha explicado a Efe la subdirectora de los estudios de experto universitario en Inteligencia Emocional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Olga Cañizares, quien ha impartido una clase sobre esta materia.
«La inteligencia emocional es una capacidad y, como tal, permite que la entrenemos», según Cañizares, quien la ha definido como «la capacidad de reconocer, aceptar y gestionar nuestras emociones para ponerlas a nuestro servicio con la idea de conseguir los objetivos que queremos en la vida».
«Es algo que ya está dentro de nosotros, se trata solo de entrenarlo, de hacer músculo emocional para conseguir ser los directores de nuestras vidas y poder elegir», ha asegurado.
Entre los beneficios de la inteligencia emocional ha citado, por ejemplo, en el ámbito laboral y profesional, que mejora las relaciones interprofesionales, fortalece el trabajo en equipo, aumenta la productividad, desarrolla competencias para las negociaciones, facilita el establecimiento de metas y objetivos y genera un clima de confianza.
A ellos ha sumado que genera un bienestar corporativo, desarrolla el liderazgo, mejora el servicio al cliente y la relación con el tiempo, ofrece recursos para la gestión del cambio y produce comunicaciones productivas, por lo que «la inteligencia emocional es una herramienta fundamental en las empresas».
También lo es en el ámbito educativo porque «una sociedad se construye desde la educación y cuanto antes se pueda introducir en esta, antes tendremos sociedades emocionalmente inteligentes, que sean capaces de abordar los conflictos con empatía, comprensión y gratitud».
Ha insistido en que a «las emociones hay que darles siempre la bienvenida porque te traen información sobre ti mismo» y la inteligencia emocional permite que las personas sean capaces de reconocer esas emociones y ver cómo construyen sus sentimientos.
«Y una vez que todo esto está pasando y tenemos la sensación de que algo que no nos permite avanzar hacia lo que queremos, tenemos los facilitadores emocionales y muchas conductas» para conseguir el objetivo propuesto, ha subrayado.
Entre los «facilitadores emocionales» ha destacado el optimismo, el humor, la creatividad, la empatía, la asertividad, la resiliencia y la escucha activa.
La generación de conciencia social es otra de las aportaciones de la inteligencia emocional, lo que contribuye a que haya «sociedades más comprometidas y contributivas».
Ha incidido en que uno de los mayores retos es que las personas tengan el compromiso real de «estar alertas» sobre cómo les afectan sus emociones y sus sentimientos en todos sus comportamientos.
«La inteligencia emocional te da libertad de elegir cuál será el siguiente paso que vas a dar y cómo reaccionar ante cualquier situación», según esta experta, para quien, a medida que todo esto se practica, «cada persona va haciendo el guión de su vida».
La vida emocional influye en las decisiones y la inteligencia emocional aporta a las personas, por ejemplo, autoconocimiento, salud, motivación, regulación emocional, relaciones saludables y ayuda a establecer objetivos y metas que sean eficaces. EFE
