El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha provocado su primer conflicto diplomático con China antes de tomar posesión del cargo con una simple llamada: la que recibió de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, el pasado viernes.
Tsai telefoneó a Trump para felicitarle por su éxito en las elecciones y ambos mantuvieron una conversación de unos diez minutos que hoy provocó una protesta formal del Gobierno chino y generó altas expectativas en Taiwán.
La llamada es el primer contacto formal de alto nivel entre Estados Unidos y Taiwán que se produce en casi cuarenta años y no ha dejado indiferente a Pekín, que considera a la isla un «territorio rebelde» con aspiraciones independentistas encabezadas por su presidenta, Tsai Ing-wen, que estrenó su cargo en mayo.