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Vacaciones de infarto sin arriesgar tu salud cardiovascular

Poner freno a los factores de riesgo que empeoran la salud de un paciente cardiovascular es la prioridad en todas las épocas del año. Pero cuando las temperaturas suben hay que extremar las precauciones: visitar al médico antes de un vuelo, mantenerse hidratado y caminar 45 minutos al día son claves para disfrutar de las vacaciones sin sobresaltos

Dos turistas disfrutan de una comida en la playa de un complejo turístico en la isla de Phuket, Tailandia. EFE/Barbara Walton
Dos turistas disfrutan de una comida en la playa de un complejo turístico en la isla de Phuket, Tailandia. EFE/Barbara Walton

Explorar nuevos destinos es posible a cualquier edad, siempre y cuando, la salud lo permita. Pero cuando empiezan a aparecer los “males” en nuestro cuerpo, el placer de viajar se convierte en una osadía, sobre todo para las personas que padecen una enfermedad cardiovascular. Y para ellas, EFE Salud reúne una serie de medidas preventivas recomendadas por un cardiólogo y un especialista en medicina del viajero para afrontar el viaje con confianza y sin riesgos.

Visitar al médico antes de viajar

Para evitar un problema vascular producido por la inmovilidad prolongada cuando se hace un vuelo de larga duración en clase turista, si se pertenece a un grupo de riesgo aumentado, hay que consultar con el médico antes del viaje, así lo explica el doctor Justo Menéndez, responsable de la Unidad de Medicina del Viajero del Hospital Universitario HM Sanchinarro.

El especialista recomienda la utilización de medias de compresión para la circulación, así como “evitar la inmovilidad prolongada durante el vuelo y caminar, por lo menos, cada dos horas”. También, en algunos casos, “puede estar indicado el tratamiento con antiagregantes,como aspirina, e incluso la administración de una dosis de heparina de bajo peso molecular”, según el doctor Menéndez.

¡Tan simple como beber agua!

La cantidad de litros de agua que debemos tomar, varía según las condiciones de cada persona. En el caso de los pacientes que toman anticoagulantes, el doctor Vicenç Villegas, responsable médico del Área Cardiovascular de Chiesi España, recomienda el consumo dos litros y medio de agua, preferiblemente embotellada, tanto en el vuelo, como en el lugar de destino, dependiendo de si es tratada.

“Cuando existe un calor elevado, el cuerpo incrementa la sudoración y se pierde más líquido, y esto puede causar una descompensación a nivel cardíaco”, indica el cardiólogo lo cual puede causar “una pérdida de minerales, una arritmia, o una angina de pecho”. Tomar agua, un té helado, o una limonada con menta pueden evitar una insolación, pero no son suficientes si la exposición al sol y a las altas temperaturas es muy exagerada.

Activa la vitamina D en pocos minutos

Diversos estudios han demostrado que la vitamina D tiene efectos positivos en la prevención de enfermedades cardiovasculares. En este punto, el doctor Villegas afirma que “diez minutos de sol son suficientes para tener la vitamina D necesaria para los procesos metabólicos, la salud de los huesos y la salud cardiovascular”.

Cubrir la cabeza previene la insolación

Una mujer tumbada al sol se hidrata con un pulverizador. La imagen muestra desde atrás y a ras de suelo, su pamela, que le tapa el cuerpo y deja ver sus piernas.

EFE/Juan Carlos Hidalgo

Para el doctor Villegas, se debe utilizar un gorro o sobrero que preferiblemente cubra las orejas. Esta es una recomendación “extensiva para todos”, puesto que en las horas de sol más intenso (12 a 17 horas), el calor se pierde por la cabeza y esto genera deshidratación. Sin embargo, esta practica es más necesaria en personas con problemas cardiovasculares, por el riesgo a la insolación.

“Debido al exceso de exposición solar se provoca una alteración en la regulación de la temperatura, y esto lleva a una sintomatología de tipo neurológico, presentando dolor de cabeza, vómito, mareo y vértigo” afirma el cardiólogo.

¡Cuidado con los baños termales!

El problema de la inmersión en agua fría en pacientes con alteraciones cardiovasculares -subraya el doctor Villegas- es que “al pasar de una temperatura elevada, a un medio por debajo de los 25 grados, mientras el cuerpo trata de contrarrestar el frío, se genera un acopio de sangre en las partes periféricas” y se incrementa la frecuencia cardíaca.

“Si el corazón tiene un problema de aporte sanguíneo y además la sangre se va a calentar el cuerpo, pues puede producirse una angina de pecho” advierte el experto. Por eso, “si se van a bañar con agua muy fría, deben hacerlo de forma pausada, primero con una ducha previa, y poco a poco ir mojando la zona del torso y de la nuca, para que el cuerpo se vaya acostumbrando al cambio brusco de la temperatura”.

En mayores de 45 años, se aconseja antes de visitar baños termales, acudir a una exploración cardiológica, en la que se les realice una auscultación cardíaca o un electrocardiograma, y con base en los resultados, recibir las indicaciones y poder prevenir cualquier afección.

Realiza ejercicios de baja intensidad

Las personas que tienen alguna descompensación cardiovascular pueden practicar deporte durante 30 ó 45 minutos, teniendo precaución con la temperatura elevada. Los deportes como la natación, muy habitual en verano, son recomendados por los cardiólogos, sobretodo en el estilo libre, braza o espalda.

Para el doctor Villegas es importante que los especialistas enfoquen la prescripción de ejercicios físicos teniendo en cuenta los antecedentes del paciente.

“No es lo mismo -precisa- recomendarle hacer ejercicio físico a un paciente con colesterol elevado con 40 años, que a uno con 70 años y diabético, ni por la edad, ni por las hábitos de vida o la patología específica”.

De ahí que recomiende una rutina de ejercicios individualizada, con un mínimo de 40 o 50 minutos, cinco veces a a semana, porque de lo contrario no tiene efectos positivos para salud”, concluye el doctor Villegas.

¡No a las vacaciones farmacológicas!

Uno de los grandes problemas en la temporada vacacional es que cambiamos los hábitos y nos relajamos con la medicación.

Grupo de 10 jóvenes saltan de alegría en una playa

EFE/MDOP

“Muchos pacientes hacen vacaciones también del tratamiento y dejan de tomar la medicación, lo que se conoce como vacaciones farmacológicas”, advierte el doctor Villegas.

El problema aparece, por ejemplo, cuando las personas hipertensas sienten que están estables y omiten la toma de la pastilla o cambian la frecuencia de la toma, sin consultar con el especialista.

Pero la falta de cumplimentación también significa “tomarse la mitad de la pastilla”, aclara el doctor Villegas, porque según ellos es una forma para que el cuerpo descanse “un poco”.

Los riesgos cardiovasculares que se presentan una vez pasadas doce horas desde la toma anterior, “dependiendo del destilo de vida del paciente, en el caso de la hipertensión, se descontrola la presión arterial”, añade el especialista. EFE/MARÍA FERNANDA AYALA

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