Malditos bastardos es el nombre que recibe una película en la que un tanque norteamericano tiene que luchar contra el ejercito alemán, en territorio alemán durante los últimos días de la II Guerra Mundial.
El protagonista, el jefe de operaciones del tanque, expresa, en muchas de sus opiniones, su profundo desprecio ante las maldades y los actos de los «malditos bastardos» de las SS ante lo que provocan el asesinato de inocentes.
En un momento dado, muere uno de sus hombres y es sustituido por otro soldado. Éste sin apenas experiencia militar se ve incapaz de matar cuando debe hacerlo. Sus valores cristianos, además, se lo impiden.
Llegado el momento, y tras un par de experiencias traumaticas, lucha por su vida, se convierte y si tiene que matar, mata.
Hace ya unos meses, el Papa Francisco hablaba de poner la otra cara al prójimo, cuando este te ofende. Pero hasta cierto punto, hablaba también recordando con un ejemplo que es justificable y se entiende la agresión cuando una madre es atacada. ¿Es lícito entonces?.
Hoy la madre Europa vuelve a ser golpeada, esta vez en Bélgica. Muchos inocentes han muerto. Llega la hora de golpear al fanatismo, llega la hora de golpear a quienes incitan y provocan estas masacres.
«¡Malditos bastardos!»
