Cuando se usa la educación, o la misma historia, para fines políticos, como así llevan usándola los nacionalistas, puede pasar cualquier cosa.
Uno de los más graves errores observados en la organización del Estado ha sido la cesión de las competencias de educación a las comunidades autónomas, sobre todo cuando no tardó en evidenciarse que los partidos nacionalistas, en sus diversas modalidades, no tenían más intención de gestionar dichas competencias con el fin de conseguir una mejor formación del alumnado.
La realidad es que se utilizan las aulas como instrumento de adoctrinamiento de la sociedad; es decir, eso que se llama “construcción nacional”, ocurrente eufemismo que oculta lo que siempre se ha conocido como lavado de cerebro.
Los ciudadanos no son conscientes de lo que ocurre hasta que no puede evitarse. Las actuaciones del Departamento de Educación del gobierno de navarra caminan en ese sentido. No es de extrañar que se trate de ocultar aquello que molesta o pueda evitar o retrasar el fin propuesto.