El desarrollo urbanístico del siglo XX obliga a derribar algunos frentes para que la urbe de la modernidad pueda expandirse. Pero la esencia permanece
El 25 de julio de 2015 se conmemorarán 100 años desde el derribo de las murallas del frente Sur de Pamplona, para dar paso a la ciudad moderna con la construcción del II Ensanche, un hecho que marcará el contenido del nuevo ciclo de conferencias y visitas guiadas ‘Fortificaciones de Pamplona’.
Como es habitual, durante la quinta edición de este ciclo habrá una especial referencia a la ciudad hermanada de Bayona y también a otra localidad francesa amurallada, Perpiñán.
Estas actividades se desarrollarán entre el 15 de abril y el 30 de mayo bajo el título ‘¡Viva Pamplona! El derribo de las murallas. 25 de julio de 1915, día de júbilo extraordinario’ y han sido presentadas por el gerente municipal y organizador del ciclo, José Vicente Valdenebro, y por los dos conferenciantes navarros, los historiadores Juan José Martinena y Esther Elizalde.
Sus contenidos se encuadran en el programa FORTIUS, subvencionadas por la Unión Europea a través de Programa Operativo Territorial España-Francia-Andorra (POCTEFA), que se gestiona en la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP).
Se han previsto para este ciclo seis conferencias con entrada libre a cargo de expertos que tendrán lugar en las fechas previstas en el Palacio del Condestable a las 19.30 horas, a las que se suman un conjunto de doce recorridos guiados de la modalidad ‘Viaje al interior de los baluartes’ (Frente de la Magdalena y Frente de Francia).
Las visitas se realizarán entre los viernes y sábados del 17 de abril al 30 de mayo (con excepción de los días 24 y 25 de abril), continuación de las que han tenido lugar esta Semana Santa. Para las visitas será necesaria la inscripción previa en la Oficina de Turismo, en el teléfono 948 420 700 o en los correos electrónicos oficinaturismo@pamplona.es o visitamurallaspamplona@gmail.com. El precio es de 3 euros.
A través de las distintas sesiones teóricas se irán explicando los sucesivos derribos de patrimonio fortificado en Pamplona y otras ciudades del entorno. De narrar el debate social y el proceso de negociación que lo hizo posible en Pamplona se encargarán los historiadores Juan José Martinena y Esther Elizalde. Pero también se usarán los ejemplos de especialistas en Jaca (Valentín Mairal), Bayona y Perpiñán (Josette Pontet), San Sebastián (José Javier Pi) y Cádiz (Juan Manuel Suárez – Japón).
Divulgación detallada del patrimonio fortificado
Lo programado en este 2015 también se inscribe en la actuación global del Consistorio que pretende recuperar el valor arquitectónico y la comprensión histórica de la Ciudadela y las murallas de la ciudad en el marco de Plan de Conservación y Promoción de las Fortificaciones de Pamplona.
En 2014 esta cita anual fue sustituida por un Congreso Internacional sobre Patrimonio Fortificado, en el que expertos internacionales compartieron experiencias y pusieron en común técnicas y metodologías sobre distintos aspectos de la conservación y gestión del patrimonio militar, seña de identidad de muchas ciudades del mundo.
Con sus cinco kilómetros de recorrido, que permiten un insólito y evocador paseo bordeando la ciudad, las murallas de Pamplona constituyen uno los complejos bélicos más interesantes y mejor conservados de España, lo que le valió ser declarado Monumento Nacional.
Como ciudad medieval, Pamplona se rodeó de un anillo amurallado para defenderse del enemigo, pero no fue hasta la incorporación del Reyno de Navarra a la Corona de Castilla, en 1515, cuando su situación estratégica le convirtió en un puesto avanzado de la corona española ante Francia.
Comienza entonces el desarrollo de una magna y formidable fortaleza, que tiene su punto álgido con la Ciudadela. Bastiones, baluartes, portales, medias lunas, revellines, fuertes… dotan el conjunto amurallado de toda la sobriedad y sofisticación de este tipo de conjuntos defensivos.
El desarrollo urbanístico del siglo XX obliga a derribar algunos frentes para que la urbe de la modernidad pueda expandirse. Pero la esencia permanece.
