Palestina ha descrito como una «declaración de guerra» la decisión de Israel de cerrar este jueves por la mañana los accesos a la Explanada de las Mezquitas, ya que considera que se trata de una «línea roja» que el Gobierno de Benjamin Netanyahu no debe traspasar
Las autoridades israelíes ordenaron el cierre de la Explanada hasta nuevo aviso después de que el miércoles fuese tiroteado un activista de extrema derecha, Yehuda Glick. La Policía de Israel ha confirmado que ha matado al presunto responsable del crimen, Abu Tur, en el curso de un tiroteo durante una operación de arresto.
Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abbas, ha advertido de que «atacar los lugares sagrados para musulmanes y cristianos es una línea roja» y ha dicho «no permitirán» que se cruce. Rudeineh, que ha hablado de «declaración de guerra» y de «agresión», ha culpado al Gobierno israelí de la escalada de violencia en Jerusalén, informa el periódico ‘Haaretz’.
Israel no cerraba la Explanada de las Mezquitas desde que en 2000 el entonces primer ministro, Ariel Sharon, visitó la zona. La visita de Sharon desencadenó una ola de violencia que ahora quieren evitar las autoridades locales.
Netanyau ha salido al paso para pedir calma. «Ninguna de las partes debería tomarse la justicia por su mano. Necesitamos actuar ahora con sangre fría, responsabilidad y determinación, y eso es lo que haremos», ha añadido.
El primer ministro israelí, sin embargo, ha aprovechado para acusar a Israel de sumarse a la «incitación» de la violencia, junto a «elementos radicales islamistas». Netanyahu ha recomendado a la población judía que se abstenga de acudir a la zona de la Explanada de las Mezquitas hasta que la situación se calme.