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OPINIÓN: ¿Cómo frenamos al chavismo?

OPINIÓN: ¿Cómo frenamos al chavismo?
Luis del Pino
Luis del Pino

El 2 de febrero de 1989, el vicepresidente de la Internacional Socialista, Carlos Andrés Pérez, asumía por segunda vez el cargo de presidente de Venezuela, en medio de una crisis económica provocada por el descenso de los precios del petróleo.

Durante su mandato, puso en marcha severos recortes que provocaron la protesta de las capas más pobres de la población. La represión de los disturbios se saldó con casi 300 muertos, lo que terminó de arruinar la credibilidad de un presidente que acababa de ser elegido por un número récord de votos. Carlos Andrés Pérez sobreviviría a dos intentos de golpe de estado, para finalmente ser depuesto por el Congreso, en medio de acusaciones de fraude y malversación.

Para terminar el mandato de Carlos Andrés Pérez, el Congreso eligió a Ramón José Velásquez. En los nueve meses escasos que estuvo al frente de la República, se produjo el escándalo del indulto fraudulento de un conocido narcotraficante, representante del cártel de Medellín, así como la quiebra del Banco Latino, que provocó una fuga masiva de capitales hacia el exterior.

Rafael Caldera, un disidente del partido socialcristiano COPEI, ganó las elecciones de 1994 prometiendo resolver la grave crisis económica. Una de sus frases estrella durante la campaña electoral fue: «Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer».

Pero, sin embargo, Caldera fue incapaz de contener la debacle económica. Miles de ahorradores perdieron su dinero. Decenas de miles de empresas se vieron obligadas a cerrar por el control de cambios impuesto por el gobierno. Al final, el gobierno Caldera se vio obligado a devaluar la moneda en un 70% y los precios se dispararon, agravando aún más la situación de muchos venezolanos.

En esas condiciones de hundimiento económico e institucional, Hugo Chávez lanza su movimiento político de corte populista y, aprovechando el colapso de los partidos tradicionales, termina haciéndose con la presidencia en las elecciones de 1998, con el apoyo de buena parte de la izquierda.

Lo que vino después es conocido por todos: la inmersión de Venezuela en una dictadura encubierta, el chavismo, que no solo ha empeorado la situación económica de buena parte de la población, sino que encima ha acabado con casi todas sus libertades.

Esos son los hechos. Ahora yo les voy a pedir que hagan un ejercicio mental y se sitúen en aquella Venezuela de 1998, en los meses previos al ascenso al poder de Hugo Chávez. ¿Creen ustedes que en aquel entonces había venezolanos alarmados por el ascenso en las encuestas del Movimiento Quinta República de Hugo Chávez? Por supuesto que los había. Mucha gente contemplaba con preocupación cómo aquel golpista (porque Chávez lideró uno de los intentos de golpe contra Carlos Andrés Pérez) acariciaba la perspectiva de obtener el poder democráticamente, impulsado por el descontento de la población.

¿Y creen ustedes que no había preocupación entre los partidos tradicionales, COPEI y Acción Democrática, que veían cómo el poder se les escapaba de las manos, junto con el favor popular? Por supuesto que la había. Los dos partidos mayoritarios, desacreditados por la corrupción, el despilfarro y el hundimiento económico, veían cómo Hugo Chávez concitaba cada vez más apoyos mediáticos y políticos. Pero para cuando los partidos tradicionales quisieron reaccionar, ya fue tarde, y ni siquiera el recurrir a caras nuevas, de formaciones independientes, sirvió para evitar que Hugo Chávez ganara las elecciones.

Ahora les voy a pedir que piensen qué hubiera podido hacerse para evitar la victoria de Chávez

¿Ustedes creen que sirvió de algo el advertir sobre el populismo de Chávez o el peligro que representaba? No. La gente ya sabía a ciencia cierta que Chávez era un golpista. Y a pesar de eso le votó.

¿Ustedes creen que sirvieron de algo las apelaciones al mal menor, frente al peligro de Chávez? Pues tampoco sirvieron de nada. ¿Cómo vas a convencer a nadie diciéndole «¡Ojo, que vienen los populistas! Vota mejor a los de siempre, que son unos ladrones y unos incompetentes»? Cuando las cosas llegan a un cierto punto, la gente está dispuesta incluso a elegir a un golpista como Chávez, antes que seguir soportando calamidades.

Entonces, ¿qué hubiera podido hacerse?

Si lo piensan, solo hay una cosa que hubiera podido funcionar. Si los venezolanos se hubieran deshecho a tiempo de tanto incompetente, tanto egoísta, tanto corrupto y tanto aprovechado como formaban la casta política tradicional, entonces Chávez no hubiera ganado nunca las elecciones. Si el chavismo nació y triunfó fue gracias a que esa casta política infame se dedicó a medrar a costa de Venezuela, en lugar de emplear la riqueza del país en corregir las hirientes desigualdades sociales y elevar el nivel de vida de la población.

Por tanto, la conclusión es muy clara: ¿quiere usted protegerse del ascenso del chavismo? Pues entonces dedique sus esfuerzos a acabar con aquellos partidos (como los dos partidos tradicionales venezolanos) que lo único que hacen es, con su corrupción y su incompetencia, crear el caldo de cultivo en el que el chavismo prospera.

Acabando con esos partidos, logrará usted frenar el crecimiento del chavismo. Si no se hace eso, la batalla está perdida.

Ahora, comparen ustedes aquella situación de Venezuela con nuestra situación actual y respóndanse a una pregunta: ¿qué es más inteligente para frenar el ascenso en España del chavismo? ¿Apoyar al PP y al PSOE? ¿O ayudar a que el PP y el PSOE sean sustituidos, antes de que sea demasiado tarde, por otras formaciones nuevas, que sí que se dediquen a trabajar por los españoles y que acaben con la corrupción y el despilfarro?

Yo creo que la segunda opción es la única que puede funcionar. ¿Y ustedes?

Luis del Pino, director del programa Sin Complejos en esRadio

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3 Comentarios

  1. Javier

    Te puede gustar «Pablo Iglesias» o no te puede gustar, pero el también fue elegido por los ciudadanos. Creo que están acongojados por el cataclismo que llega para el bipartidismo en las próximas elecciones generales y por mucho que pataleen o digan, tienen lo que han sembrado.

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  2. Miren

    Lo preocupante es que la presencia casi diaria de Pablo Iglesias en todas las tertulias de televisión. Han creado un monstruo que ahora no saben como frena. En cualquier caso hará más daño a la casta de izquierda pero son un riesgo para el país.

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  3. Esmeralda

    La solución ya la sabe el Sr. Rajoy.
    Acabar con la corrupción, cerrar las Autonomías, el Senado, las Dipiutaciones, el 60% de Ayuntamientos, las subvenciones al 100% y en general, sacar al CAPITAL PRIVADO de las empresas publicas,y todas las T.V. de las c.c.a.a. del País.
    Y lo mas importante FUERA EL AFORAMIENTO PARA TODO EL MUNDO EN GENERAL, Y LOS POLÍTICOS/AS CORRUPTOS A LA CÁRCEL CON ELLOS/AS, SEAN QUIENES SEAN, Y SE LLAMEN COMO SE LLAMEN!!!.
    ESO ES TODO!!!. ¿FÁCIL NO?.

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