Los bebés expuestos a un rango diverso de especies bacterianas en el polvo doméstico durante el primer año de vida parecen ser menos propensos a desarrollar asma en la primera infancia, según concluye un nuevo estudio publicado en ‘Journal of Allergy and Clinical Immunology’. Los niños que no eran alérgicos ni propensos a las sibilancias a los 3 años de edad fueron los más propensos a haber estado expuestos a altos niveles de bacterias, y paradójicamente, a altos niveles de alérgenos comunes.
Algunas de las bacterias protectoras son abundantes en cucarachas y ratones, fuente de alérgenos comunes, según la investigadora de la Universidad de California San Francisco (UCSF), en Estados Unidos, Susan Lynch, autora principal de este estudio multiinstitucional. Esta experta también vio que la exposición durante el primer año de vida al polvo del hogar con niveles más altos de dos grupos de bacterias que son abundantes en el intestino humano, Bacteriodes y Firmicutes, se asoció con un menor riesgo de asma en el análisis de 104 bebés.
Lynch, profesora asociada de Medicina en la División de Gastroenterología en la UCSF, señala que no hay un mecanismo obvio que explique la asociación, pero respalda la evidencia de investigaciones anteriores que apuntan fuertemente a la influencia de las especies microbianas en la conformación de la respuesta inmune.
La nueva investigación microbiana, liderada por Lynch y el neumólogo de la UCSF Homer Boushey, profesor de Medicina y experto en asma, formaba parte del estudio ‘Urban Environment and Childhood Asthma (URECA)’, dirigida por James Gern, profesor de Pediatría y Medicina en la Universidad de Wisconsin y Robert Wood, jefe de Alergia e Inmunología del Centro Infantil Johns Hopkins y autor principal también del nuevo estudio.
Los investigadores de URECA trataron de descubrir las razones por las que el asma es más común y grave entre los niños pobres en las ciudades del interior. «Las alergias en una etapa temprana de la vida y las enfermedades con sibilancias son los dos factores de riesgos principales para el asma infantil», afirma Gern.
Para llegar a sus últimas conclusiones, los científicos compararon la exposición a alérgenos como el gato, la cucaracha, el perro, los ácaros del polvo y el ratón y analizaron los episodios de sibilancias de los que informaron los padres y las alergias diagnosticadas mediante pruebas de punción cutánea.
Durante los tres primeros años de vida, la exposición acumulada a sustancias que provocan alergias de gatos, ratones, cucarachas y ácaros del polvo, pero no de los perros, se asoció con más sibilancias y reacción alérgica en el nuevo estudio, lo que era un resultado esperado.
Pero esta asociación se invirtió cuando los investigadores analizaron la exposición durante sólo el primer año de vida, cuando es mayor la exposición a algunos alérgenos, y se vinculó con un menor riesgo de sibilancias y alergia a los 3 años. Estos resultados indican que la respuesta inmune puede estar determinada por las exposiciones durante el primer año de vida de manera diferente que las exposiciones posteriores.
«Estos hallazgos sugieren que la exposición simultánea a altos niveles de alérgenos y algunas bacterias en la vida temprana puede ser beneficiosa», escriben los autores. Si los resultados del estudio se confirman en otras poblaciones, podría justificar el diseño de nuevas estrategias, señala Lynch, quien plantea, por ejemplo, «la suplementación microbiana para inocular a los niños en la vida temprana con los microbios apropiados para ayudar a protegerles contra las sibilancias y la alergia».
El propio trabajo de Lynch y la investigación de otros expertos en este campo les hace pensar que «la composición y función del microbioma intestinal influye fuertemente en las reacciones inmunes y plantean una nueva vía para el desarrollo de terapias para el asma alérgico y otro tipo de enfermedades»
Según Boushey, «evitar de manera estricta los alérgenos para bajar el riesgo de asma ha sido infructuoso. Tal vez, permitir la exposición a los alérgenos, con aumento de la exposición a las fuentes de algunos microbios, podría tener más éxito en la reducción del riesgo de asma».