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Turismo filias y fobias

Es conveniente volver a la “normalidad” cuanto antes, obviamente sin olvidar las necesarias medidas que se han de tomar en esta guerra que mantenemos desde hace varios años contra los yihadistas; por ello retomo estas líneas sobre la fiebre de la “turismofobia”. No resulta sorprendente que fue más virulenta en los “territorios” con ansías de escisión nacional, curiosamente los mismos que sufren la infección más grave de antitauromaquia y que no saben que perífrasis verbal utilizar para hablar de España.

 

Pero vayamos a los fríos datos, nos encontramos que desde 1970 hasta ahora el sector servicios, que es donde está encuadrado el turismo y todo lo que gira a su alrededor, hostelería, gran parte de la restauración, etc, hasta el último ejercicio (2016) el % en empleo se ha duplicado del 36,5 al 75,8 y en estructura de la producción 46,2 al 74,1. Datos del Economy Weblog.

Además la industria turística ya supone el 11,2 del PIB directo y alcanza hasta un 16% contando el conjunto de la actividad generada según un informe del servicio de estudios de Caixabank; añadir que sus ingresos aumentaron en un 6,8% y llegamos a 75,3 millones de visitantes. Por si fuera poco si lo cotejamos con los datos de empleo, observamos una correlación significativa entre el aumento de empleo y la mejora en el sector y sus demandas de mano de obra.

No todo es de color de rosa, hay mucha temporalidad, estacionalidad y precariedad salarial. Y el gasto medio por turista ha caído un 3%.

Todo ello nos tiene que hacer pensar en que debemos darle una vuelta al modelo turístico pero de ahí a cogerle fobia a la gallina de los huevos de oro, es cometer un seppuku o harakiri. Claro que las altas fiebres nublan la vista y los sentidos de los enfermos.

 

El sector necesita marcar otros objetivos que no sean, el tradicional sol y los bajos precios. Nuestro país ofrece muchas posibilidades, pero hay que saber mostrarlas y monetizarlas en su precio justo. Algo que va a costar tiempo pues desde el boom turístico de los sesenta y que algunos tuvimos el privilegio de vivirlo en directo, hay demasiadas querencias adquiridas. Por otro lado hay que profesionalizar el sector e invertir en formación.

Comienzan a ver iniciativas de este tipo, pero por desgracia sigue habiendo muchos sitios en donde el cliente, por lo menos al nacional, es mal servido; no digo que haya que hacerle el rendibú pero limpiar una mesa sin necesidad de pedirlo es elemental así como dirigirse con educación y respeto no el vulgar ¡eh jefe, qué va ser? O el típico te pido una Coca y te sirvo una Pepsi, que no te vas a enterar, o el tradicional no tenemos casi nada de lo que indica la carta. Pero añadir que los clientes no siempre tienen razón y deben tener presente que quien les atiende es una persona que está realizando su trabajo y como tal hay que tratarla. Uno ha visto de todo e incluso pasado vergüenza ajena como espectador.

Otro asunto es el de los horarios, no puede ser que uno llegue a una oficina de turismo, museo, monumento o sitio visitable por su patrimonio, … y se encuentre con el cartelito de descanso semanal cuando es un festivo y lógicamente pueden ir más personas a verlo. En esto hemos de abandonar el tic funcionarial y tener un poco de flexibilidad y cintura, como ocurre en otros sectores a la vez que se generarían algunos puestos de trabajo más. Sin embargo por otro lado hay que limitar los horarios de ciertos lugares fundamentalmente bares, salas de fiestas, etc. en orden a compaginar la diversión con el respeto al resto de los vecinos y su necesidad y derecho de descanso. En esto nuestras policías locales debieran ser más estrictas y no les debiera temblar el pulso a la hora de sancionar o hacer pasar la moña a los borrachos y gamberros de turno en el cuartelillo correspondiente y hacerles pagar los desperfectos provocados. Como suelen hacer en los países de origen de estos “turistas” que se piensan que esto es el país de Guaja. Sin olvidar el tema de la vestimenta, cuando se lleva, y el decoro, que da para un capítulo de terror. En esto Pamplona por San Fermín tiene mucho que implementar, como se dice ahora.

Hay que darle una vuelta a la legislación y evitar la competencia desleal y no regulada de pisos de alquiler por días en zonas de gran afluencia o atracción turística. Así como perseguir el fraude laboral y las malas prácticas que se practican en el sector.

Pero todos estos aspectos negativos no pueden provocar y menos justificar esas reacciones como la de molestar a los aviones con punteros laser, y otras actuaciones filo terroristas junto a declaraciones políticas desafortunadas. Teniendo presente que todos somos turistas en algún momento, como con su agudo ingenio nos arrancó, una vez más, una sonrisa el dibujante Oroz, en su viñeta del domingo 13 de agosto, y desde luego siempre viajeros en este mundo.

Jesús Bodegas, Ldo. en Biología, con experiencia en Producción y Seguridad Alimentaria

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