San Fermín en la procesión de su día 7 de julio.
El arzobispo de Pamplona y Tudela en su homilía del día de San Fermin y coincidiendo con el comienzo del año jubilar, en conmemoración de los 300 años de la capilla sanferminera, hablaba del paganismo imperante en la sociedad actual y de la cierta animadversión hacia lo cristiano.
Sabe bien de lo que habla. En estos últimos tiempos ha tenido experiencias que le han hecho pensar esto. Se pone en duda, por ejemplo, que los templos cristianos pertenezcan a la iglesia, cuando una gran parte de ellos, la mayoría, llevan haciéndolo desde hace cientos de años; se pone en duda la libertad de decir que se es religioso, que se es cristiano; se quiere eliminar la religión en las aulas; se quiere denunciar los acuerdos Iglesia-Estado; se intentan boicotear los actos religiosos; malas miradas, malos gestos, insultos; en resumen, un suma y sigue que hacen creíbles las palabras del señor arzobispo de Pamplona.
La sociedad actual ha cambiado, La sociedad actual antepone lo material a lo inmaterial; lo intrascendente frente a lo trascendente. El cristianismo que ha sido el timón sobre el que se ha apoyado la sociedad, hoy es considerado, por una parte de ella, el enemigo. Hoy los cristianos son el «coco» al que hay que vencer y esto en esta tierra navarra se aprecia, se nota también. No extrañan las palabras del arzobispo por tanto.
Pero quedan motivos para la esperanza. La masiva asistencia de los pamploneses a la procesión del día grande de las fiestas sanfermineras; la masiva asistencia, semanas antes, a la procesión del Corpus, cuando a la organización incluso el Ayuntamiento de Pamplona, dirigido por Bildu, le había negado hasta la banda musical, La Pamplonesa, invitan al optimismo. Son cientos, son miles, los actos religiosos en esta tierra y en otras.
Si tras dos mil años lo trascendente, el cristianismo ha permanecido, pese a todo, por qué no se van a seguir otros dos mil años. Es cuestión de los tiempos seguramente.
