En el argot de los cazadores el verbo “mostrar” adquiere una acepción especial, ligada a la esencia de su destreza y los fundamentos de su actividad ginecética, deporte, oficio o arte. A la espera paciente de la presa, el cazador debe asumir que el animal que desea matar, cualquier animal, tiene una pautas de conducta únicas y precisamente, cuando las “muestra” es el momento de conseguir la pieza.
Y hoy, Puigdemont y Junqueras viajan a Bruselas para defender el ilegal referendum, después de haber gastado unos cuantos cientos de miles de euros, de todos, en publicitar su acto publicitario en el Parlamento Europeo, mostrando así, una vez mas, y con descaro, su “adn” secesionista. Pero resulta que el Gobierno de España no les quiere cazar. Les tiene hoy en el punto de mira, a huevo, pero prefiere calentar sus manos en la fogata de la política corrección y seguir comiendo de la sopa boba. Olvidar en definitiva la Constitución española y lo que representa a la verdadera infamia, negar el apoyo necesario a todos los españoles catalanes que aguantan cada día la fractura y el odio social. La impostura secesionista.
Y después de que uno de los nuevos cazadores, el actual responsable del estado Alfonso Dastis, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación del Reino de España haya declarado que es legítimo y que forma parte de la libertad de expresión que el presidente de la Generalidad, Carlos Puigdemont, defienda el secesionismo en una conferencia en el Parlamento Europeo, y tal como está el patio, a los españoles nos queda el furtivismo, conscientes como somos, una gran mayoría, que la soberanía nacional reside en el pueblo español.
Pero hay que añadir una frase hecha, propia del mundo cañí de las coplas y pasodobles españoles para dirigirnos al presidente dontacredista Rajoy que consiente tanta madriguera de los golpistas catalanes: “Manolete, si no sabes torear ¿Pá que te metes?
Es el cazador cazado que con su mutismo deja huir hoy a Bruselas a los fascistas catalanes.
Manuel Artero Rueda, periodista
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