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El escritor Gustavo Martín Garzo en la rueda de prensa ofrecida hoy para hablar de su presencia en los Martes Literarios de la UIMP. EFE
Santander, 2 ago (EFE).- El escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo publicará a principios del próximo año su nueva novela, en la que aborda las relaciones entre padre e hijo y el dilema entre el deber y el amor, a través de la historia bíblica de Abraham e Isaac, una de sus obsesiones de infancia.
La novela, que ya está terminada, llevará por título «No hay amor en la muerte» y ofrecerá el punto de vista de Isaac, al que su padre intentó matar por orden de Dios, según ha relatado hoy Martín Garzo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.
El premio nacional de narrativa cree que después de no consumar esa muerte, la relación entre Abraham y su Isaac «no debió de ser la misma» y ha usado esta historia para ahondar en un asunto del que considera que no se ha hablado mucho en la literatura.
Además de esa relación padre-hijo, Martín Garzo también se adentrará en este nuevo libro en el dilema al que se enfrentó Abraham entre «el deber y el amor» y en el que, a su juicio, lo «valiente» es optar por los dos.
En una rueda de prensa con motivo de su presencia en los Martes Literarios de la UIMP, Gustavo Martín Garzo también ha alertado de la «crisis» que atraviesa el libro en España, no por la ausencia de autores que considera que los hay «muy buenos», sino por la falta de entrega del lector, al que ha reclamado que ejerza su papel de «creador».
«El lector es un creador. Tiene que recrear el libro y eso supone una entrega. Y sin entrega es imposible leer», ha sentenciado, después de lamentar que, aunque España ha sido siempre un país «poco lector», ahora «cada vez es más inusual» ver a la gente leyendo, en un acto para el que ha señalado la necesidad del «retiro».
Ha incidido en que el «libro está esperando a alguien que sea capaz de entregarse» y ha mostrado su inquietud por una sociedad «infantilizada» en la que los adultos persiguen con sus teléfonos móviles a un muñeco por la calle, en lugar de enfrentarse a las «interrogantes» que les podrían abrir los libros.
Porque, según ha subrayado, el objetivo de la literatura «es entrar en lo más profundo» e indagar en el corazón humano «que está lleno de luces y sombras», en un «gesto de desafío que tiene que ver con el conocimiento».
Sin embargo, esas nuevas tecnologías y la realidad aumentada no cree que se puedan considerar «fantasía», ni acercar a los adultos a los cuentos de hadas, un mundo que estima que no se debe «desdeñar», porque «lejos de distanciar de la realidad, permite ahondar en lo real» y en lo «invisible». EFE
