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Voluntariado, una pieza clave de los cribados

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Voluntariado, una pieza clave de los cribados

Cada 10 minutos, 24 personas estaban llamadas al cribado masivo organizado por el Departamento de Salud. La primera imagen con la que se encontraron todas ellas fue la de los cinco chalecos amarillos de voluntarios y voluntarias que, por turnos y durante dos días, custodiaron la entrada al frontón municipal de Ribaforada. Se encargaron de proveer de gel hidroalcohólico a las personas visitantes, resolver dudas y distribuir en las distintas filas a sus vecinos y vecinas. Fueron el primer e importante filtro.

Como ha ocurrido en otras localidades navarras, la participación ciudadana y de las asociaciones del pueblo fue también vital en el municipio ribero. “La experiencia fue muy buena; de primeras había incertidumbre y miedo por el cómo saldrá, pero en todo momento intentamos reírnos y tomárnoslo de forma positiva”, explica Mari Carmen Barón, de 32 años y trabajadora en el sector de la hostelería.

El llamamiento por whatsapp del ayuntamiento pidiendo voluntarios para colaborar en el cribado masivo que se llevó a cabo la semana pasada enseguida tuvo respuesta. Excedió de hecho las previsiones. Se necesitaban 20 personas que se distribuirían las dos mañanas y dos tardes del jueves y el viernes, y los ofrecimientos para participar superaron las 50. “Fue sobre todo gente joven, pero hubo de todo: tuvimos que descartar a personas que entraban dentro de la población de riesgo”, indica el alcalde de la localidad, Tirso Calvo.

Los y las voluntarias controlaron el acceso al testeo. Preguntaban a quienes acudían si habían tenido contacto con algún positivo en los últimos 10 días y, si era así, los dirigían a hacerse una PCR. Si no, los reconducían a alguna de las cuatro colas en las que se realizaban los test de antígenos. Vigilaban asimismo el cumplimiento de la distancia interpersonal de seguridad entre participantes y la idoneidad de sus mascarillas. Si eran de tela o su estado no era bueno, las sustituían por mascarillas quirúrgicas nuevas antes de acceder al frontón. “La experiencia fue muy positiva y la gente estuvo colaborativa en todo momento”, recalca Lorena Churrero, peluquera de 38 años que no dudó en apuntarse como voluntaria en cuanto vio el llamamiento a través de las redes sociales. Estuvo las dos mañanas.

El trabajo fue amplio ya que debieron atender a buena parte de la población de la localidad, que tiene algo más de 3.700 habitantes. De los 2.178 citados para el cribado masivo, 2.071 acudieron al mismo, el 95%.  La respuesta, recalcan desde el consistorio, como en el caso del voluntariado, fue ejemplar. Sólo quedaron fuera del llamamiento las y los menores de 14 años, aquellas personas a quienes se hubiera realizado una PCR en los días previos y las que tuvieran un resultado positivo, tanto por esta prueba, como por la de antígenos, en los últimos tres meses. El balance definitivo fue de 21 nuevos casos de COVID-19, el 1,01% de los participantes. “La asistencia fue un éxito y la gente se ha quedado muy contenta”, indica el regidor, quien destaca a su vez la labor de las 20 personas que colaboraron en la organización de la toma de muestras.

“Todo el mundo –tercia Churrero, voluntaria- estuvo muy participativo; fue una vivencia diferente y todo salió bien, como se esperaba”. Lo mismo opina Barón, quien pone en valor el trabajo “a destajo” del operativo desarrollado por los y las profesionales del Área de Salud de Tudela con el refuerzo del Servicio de Urgencias Extrahospitalarias del Servicio Navarro de Salud. También la actitud de la juventud del municipio. “Están mentalizados y se muestran cada vez más receptivos a participar en este tipo de acciones, hay concienciación y debemos mantenerla”, subraya.

Otros ejemplos de colaboración ciudadana

La colaboración con los distintos ayuntamientos y el tejido social de las localidades es capital en la estrategia del Departamento de Salud del Gobierno de Navarra, dentro del trabajo para contener el COVID-19. Las propias asociaciones ciudadanas, asimismo, están desarrollando un papel clave en la realización de pruebas masivas y a la hora de hacer pedagogía preventiva. En el barrio pamplonés de Mendillorri, por ejemplo, el compromiso de alguno de los casos positivos permitió identificar a posibles nuevos infectados al crear una lista de whatsapp donde apuntaron el nombre de quien diera positivo, de manera que se pudiera controlar quién había estado en contacto directo y tomar las medidas necesarias.

A su vez, la Asociación de Vecinos y Vecinas de Mendillorri, junto a la plataforma juvenil Bideberri, se reunieron con colectivos de jóvenes del barrio para incidir en la importancia de ser cuidadosos con sus mensajes.

Leiza  es otro caso de cooperación a todos los niveles. El ayuntamiento contribuyó al dispositivo para el cribado con personal administrativo y de trabajo social, un contingente al que se sumaron personas voluntarias y miembros de Protección Civil y Bomberos del parque del municipio, que colaboraron en la organización del circuito. Barrios de Pamplona como San Jorge y la Milagrosa y las localidades de Tudela, Carcastillo o Zizur, entre otras, son también referentes en la participación municipal en la elaboración de las distintas pruebas y en la colaboración de las redes ciudadanas.

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