Condicionar la subida de las pensiones al IPC (Indice de Precios al Consumo) calma «ímpetus» y desasosiegos de forma temporal; hace olvidar la raquítica subida de las pensiones de tiempos de Rajoy que era únicamente de un 0,25% anual, pero no soluciona el problema.
Un problema que, en 10 años, tal y como ayer confirmaban fuentes socialistas, va ha hacer que sea inviable el actual sistema de pensiones.
El acuerdo se ha tomado en el llamado Pacto de Toledo, donde los partidos políticos deciden el presente y el futuro de las pensiones de este país. Pero se está haciendo lo que algunos llaman “el chocolate del loro”, tomar decisiones que permitan un alivio momentáneo de la situación, parches, en suma, sin más, pero que no anulan el futuro poco prometedor.
La reforma del sistema de pensiones debe ser eficaz y debe sentar las bases de un futuro prometedor, sino se corre el riesgo de su colapso y, por lo tanto, de que los españoles no tengan claro que van a poder “cobrar” una pensión en un futuro. La pensión que les corresponde después de trabajar, años y años, para pagarse esa pensión que los políticos ahora gestionan.