El líder de los populares gallegos, Núñez Feijóo, apelaba ayer, en su encuentro con el líder nacional del PP, Casado, al hecho de que en el PP caben todos y no sobra nadie.
El señor Feijóo no parece recordar que cuando estaba Rajoy, en su partido, sobraba mucha gente. Olvida a cuántos militantes se les expedientaba y expulsaba en cuanto protestaban por lo que estaba pasando en el PP. Un partido que estaba olvidándose de sus valores para buscar otros. En Navarra, tras la escisión UPN-PP, allá por 2009, ocurrió.
Un partido que no era un partido conservador, de derechas, sino algo indeterminado y que olvidaba su pasado para comenzar otro. Esa fue la herencia de Rajoy y esa fue su consecuencia la creación de otros partidos que sí comulgaban con el PP auténtico.
La llegada de Casado parecía una vuelta a los orígenes, pero era ya tarde. Cientos de miles de votantes olvidaban al PP en otros partidos que decían lo que querían oír y hacía tiempo no oían.
Pero llegaban las elecciones y batacazo histórico, aunque gracias a este giro no fue tanto. Consecuencia volver al presente inmediato, volver a la época de menos de derechas, cualquier cosa. Para eso ya están otros.
El PP se desangra, no sabe dónde ponerse. ¿Si el 26M sale otra vez mal, se acabó Casado y el PP?