Combo de fotografías de archivo de los seis precandidatos para liderar el Partido Popular (i a d, de arriba a abajo); Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, Pablo Casado, José Manuel García Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes). EFE
La victoria en primera ronda de Soraya Saénz de Santamaria en las primarias del Partido Popular supone un severo correctivo para la Secretaria General de dicho partido, María Dolores de Cospedal, que ni siquiera consigue pasar a la ronda final, al quedar en tercer lugar.
Posiblemente y si nada lo remedia, sería dicha derrota, el principio del fin de su carrera política.
De entre las dos aspirantes, se ha encajado otro candidato, Pablo Casado. Candidato que, hasta ultima hora, encabeza el recuento. Un recuento que ha dejado en cabeza a la exvicepresidenta del Gobierno, pero un exiguo margen de votos. Margen que podría volverse en su contra en el próximo Congreso del PP a celebrarse a finales de este mes, si los votos del resto de candidatos acaban basculando hacia el señor Casado.
Un Congreso que sería recomendable que no volviera a ser un más de lo mismo, es decir, una búsqueda del camino para intentar volver al poder y nada más.
El Partido Popular necesita una regeneración profunda. Necesita recuperar su trasfondo ideológico, tan perdido estos últimos años. Necesita caras nuevas, caras que ilusionen a sus votantes; no caras que sólo busquen lo que durante estos últimos años ha perseguido este partido, el poder por el poder, sin importar cómo.
