Jornadas de Puertas Abiertas en Congreso Diputados de España. Archivo
Las asociaciones de jueces han dado la voz de alarma ante los graves ataques que ha sufrido la judicatura y, en especial, los magistrados de la sala de lo penal que ha juzgado a los integrantes de la tristemente “Manada”.
Puede resultar comprensible que los muestren indignación ante lo que consideran injusto; lo que no resulta tan comprensible es que se llegue a la amenaza, al ataque hacía personas que, al igual que los árbitros, por ejemplo, en un partido de fútbol, como personas que son, pueden interpretar unas reglas, unas normas, en suma, unas leyes, de manera que causen estupor, sorpresa e incluso indignación.
Tampoco resulta muy loable que los partidos políticos aprovechen este tema, para atacar y poner en tela de juicio la sociedad en la que viven; como si cualquier excusa valiera para conseguir sus propósitos.
Lo acaecido en los Sanfermines del 2016 ha creado una gran alarma social, seguramente fundada, pero debería recordarse que las leyes las hacen los políticos. Los que tanto protestan ahora, estarían en su momento en la comisión, en la ponencia y, como no, en el Congreso o en el Senado, votando lo que les decía su dirección, sin importarles mucho lo que votaban.
Tiene ahora la clase política una oportunidad de oro para cambiar lo que se supone que no ha sido suficiente. Es su responsabilidad. No hay excusas.
