- Por José V. Ciordia, historiador
Tal día como hoy, un 28 de enero del año 1986, el transbordador espacial Challenger explota al poco despegar, muriendo sus 7 ocupantes.
Fue la primera catástrofe aeronáutica que se desarrolló a la vista de todos durante una transmisión en directo por televisión. Tras una espectacular explosión, el compartimento donde viajaba la tripulación salió disparado intacto en una bola de fuego y continuó subiendo otros cinco kilómetros antes de caer. La caída duró más de dos minutos. No hubo paracaídas para frenar el descenso, ningún sistema de escape. Para colmo, a bordo del Challenger se encontraba Christa McAuliffe, una profesora de New Hampshire que había ganado el concurso nacional «Un Profesor en el Espacio», convirtiéndose en la primera civil que volaba en una misión espacial.
El nombre de Challenger proviene del HMS Challenger, una corbeta británica que llevó a cabo una expedición en el año1870.
Tras su vuelo inicial, el Challenger se convirtió en la principal nave de carga de la flota de transbordadores de la NASA. El transbordador Challenger marcó varios hitos en el vuelo espacial, como la primera mujer estadounidense, el primer afroamericano y el primer paseo autónomo en el espacio y el primer despegue y aterrizaje nocturnos de un transbordador espacial.
El Challenger se destruyó a los 73 segundos de su lanzamiento por un fallo en una de las juntas del cohete impulsor que llevaba el transbordador. El combustible, hidrogeno liquido, comenzó a arder, desestabilizando al aparato que quedo sometido a los fuertes vientos que lo rodeaban y provocando que todo el aparato al balancearse se viera envuelto en una gigantesca bola de fuego, provocando con ello su desintegración, salvo la cabina de pilotaje donde se hallaban los 7 tripulantes, que salio despedida hacia el espacio exterior. A una altura aproximada de 15240 metros, la pérdida del impulso consiguiente, provocaría la caída de la cabina a una velocidad superior a los 300 Km. por hora. El impacto con la superficie del mar provocaría la muerte de la tripulación, tras una larga caída de tres minutos.
Cabe señalar que los astronautas no disponían de paracaídas o equipo de eyección y tampoco tenían un entrenamiento específico para un caso como ese, circunstancias que originaron fuertes críticas a la NASA.
Este accidente, el más impactante del Programa del Transbordador Espacial, perjudicó seriamente la reputación de la NASA como agencia espacial. La NASA suspendió temporalmente sus vuelos espaciales hasta 1988.