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El escritor francés Marc Levy durante una presentación. EFE/Archivo
Marc Levy, el escritor más leído en Francia, considera que en la actualidad la risa no está bien considerada por los sectores «más intelectuales» de la sociedad cuando, asegura, a través de una comedia como la que presenta estos días en España, «Ella y él», se pueden denunciar muchas cosas.
Con más de 26 millones de ejemplares vendidos y traducido a 45 idiomas, Levy (Boulogne-Billancourt, 1961) ha viajado a la Feria del Libro de Madrid, en la que Francia es el país invitado, para presentar su última novela, editada por Planeta, con la que regresa a la comedia romántica que le llevó a la fama y con personajes que ha recuperado de sus primeros libros.
«Tenía ganas de hacer una comedia elegante, con personajes simples, casi antihéroes, pero que tuvieran esa elegancia de las películas de los años 40 y 50», señala el autor francés en una entrevista con Efe.
Para Levy, el verdadero sentido de la comedia y del humor «es saber reirse de uno mismo antes que de los demás y hacerlo con mucha humildad».
Por eso, su protagonista es Paul, un escritor que no se toma muy en serio a sí mismo y que ya aparecía en «Volver a verte», la segunda parte de «Ojalá fuera cierto», una historia de amor, pero en un papel secundario.
«En algún lugar de mi cabeza tenía claro que Paul merecía tener una historia para él y ésta es perfecta», explica Levy, que recuerda que en sus obras anteriores era un personaje que se ponía en segundo plano.
Las peripecias de Paul en «Ella y él», en la que también realiza una parodia del mundo de la literatura, están muy en la línea de las películas de los años 50 «que se construyen en los diálogos del quid pro quo», donde se entiende una cosa por otra, señala el autor que indica que Mia, la protagonista, podría «ser una especie» de Audry Hepburn.
«Se puede escribir de cosas muy serias sin tomarse muy serio a uno mismo», insiste Marc Levy que considera una paradoja que «cuando se habla de un drama lo que se dice se considera inteligente y cuando algo hace reír a la gente, ya no es inteligente».
Lo mismo ocurre con el cine, añade: «Cuando una película hace reír ya no se toma en serio, y para que den un César a una cinta tienen que dar ganas de tirarse por la ventana al terminar de verla. Y para que te den un Óscar en la película tienes que perder una pierna, un brazo, que tu madre esté mal y si puedes combinar todas las desgracias, mejor».
Además, es más difícil hacer reír que llorar, señala Levy que recuerda una frase de su protagonista femenina en la novela, una conocida actriz, en la que asegura que «hay una ley no escrita por la que la risa no se valora».
No obstante, el autor sostiene que aunque él ha notado esta diferencia entre cuando escribe en tono de comedia o no, ya ha escrito 17 novelas y a estas alturas de su carrera los que le conocen bien saben reconocer la diversidad de su obra.
«Una comedia puede decir cosas muy profundas. Y a veces de forma más pertinente que con un drama», señala Levy, que sostiene que en su última novela bajo la apariencia de comedia «salen muchos temas como la dictadura norcoreana, la búsqueda de la identidad o la diferencia entre lo que queremos ser y lo que somos en realidad».
«Y este recorrido, la búsqueda de la realidad que hace el protagonista, es mucho más completa desde el prisma de la comedia que si lo hubiera hecho a través del drama», concluye. EFE
