Si algo está caracterizando la legislatura de UPN en el Ayuntamiento de Iruñea está siendo su desidia, su poca ambición pero sobre todo su incapacidad. Incapacidad para gestionar, para proponer, para generar una mínima ilusión en la ciudadanía y, en especial, su incapacidad para llegar a acuerdos con los diferentes grupos municipales, con los que ha dinamitado desde hace ya mucho tiempo todos los puentes.
Nunca antes en Pamplona un alcalde había sido incapaz de sacar adelante sus presupuestos durante tres años consecutivos. A nadie se le escapa que los regionalistas en estos tres años lejos de centrar la atención y su actuación en los problemas y preocupaciones de la ciudadanía, nos están dejando una legislatura salpicada de escándalos y estériles polémicas.
De ahí nuestro estupor al leer esta semana un boletín de UPN titulado “Pamplona se mueve”, en el que trata de sacar pecho de su inexistente gestión. UPN destaca como logros la visita de la caravana de la Vuelta Ciclista a España, el acto de conmemoración de los 200 años de la guerra de la independencia o el número de contactos recibidos por el Teléfono de Atención Ciudadana. ¿Puede haber mayor despropósito? No hace falta ser un fiel conocedor de la política municipal para saber que si esos son los méritos a los que tiene que recurrir UPN, es porque en estos tres años no ha hecho nada, o nada al menos que merezca ser mencionado.
De este modo, UPN a menos de un año para las elecciones municipales trata de vender una imagen idílica de la ciudad, olvidándose del conflicto sin precedentes que se vive desde hace demasiado tiempo en la Policía Municipal. Nada dice tampoco de los comercios y negocios que día tras día van cerrando sus puertas en la ciudad ante la inexistencia de un verdadero plan que apoye e impulse el tejido económico local.
A UPN parece no preocuparle tampoco tener los equipos de infancia, justo en el momento en el que más necesario son, completamente saturados sin que puedan llevar a cabo una intervención social digna. Tampoco parece que a los regionalistas les importe que el Gobierno de Navarra adeude a Pamplona 380.000 euros por el SAD o que haya fracasado una y otra vez en sus intentos por sacar adelante un Plan Estratégico de Cultura, tan necesario para la ciudad. Entre sus gestas tampoco menciona el Museo de los Sanfermines, el que fuera su buque insignia, que ha terminado en un hierbín de 6,3 millones de euros, ni el continuo trato de segunda que dispensa a la población euskaldun. Por no hablar del denominado caso Gayarre, la última propuesta de sacar a concurso la Comparsa o la falta de iniciativas destinadas a la que debiera ser su prioridad: las 16. 543 personas que buscan empleo a día de hoy en Pamplona. Pero de eso, claro, UPN tampoco dice nada.
Iruñea por mucho que UPN a través de folletos propagandísticos trate de maquillar y tapar, está paralizada, no se mueve, más bien de seguir así se muere. Si UPN no es capaz de ofrecer nada mejor a la ciudad, le pedimos que al menos no trate de engañarla.
Uxue Barkos, Iñaki Cabasés, Aitor Lakasta, Javier Leoz e Itziar Gómez, concejales de Nafarroa Bai en el Ayuntamiento de Iruñea y miembros de Geroa Bai
