Resulta curioso comprobar como una minoría, no llega al 3%, puede obligar a una mayoría amplia ha hacer lo que quiere.
Es el caso del Ayuntamiento navarro de Pamplona que ofrece en sus escuelas infantiles municipales una educación en ‘euskera’ batúa, que la mayoría no quiere, causando con ello un grave perjuicio a las familias.
El perjuicio viene porque muchos padres han tenido que buscar otras escuelas para poder educar a sus hijos, ya que la que les corresponde emplea un idioma local, no el común a todos, que no entienden, ni quieren por su politización.
La libertad de elegir centro educativo debería ser un compromiso ineludible; obligar, imponer a unos padres un centro educativo es inmoral e inconstitucional.