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El “entierro” de Perogrullo

No tengo la menor duda de que, a buena parte del pueblo español, le va la marcha en el asunto de los duelos, como hemos podido ver, a lo largo de casi dos semanas, con motivo del ceremonial organizado en torno al reciente fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra. Hay quien dice que fue ejemplo de protocolo y no sé cuantas cosas elogiosas más sobre la monarquía británica. No imagino yo a los medios ingleses, dedicando una décima parte de su atención y programas cuando, Dios quiera que muy tarde, pase España por una situación similar. Una monarquía que, a lo largo de la Historia, no lo olvidemos, nos dio muchos más disgustos que alegrías, si hubo alguna. Inglaterra fue, por ejemplo, artífice principal, junto a Holanda y Francia, entre otros, de que la tristemente famosa Leyenda Negra española, se haya mantenido hasta nuestros días, ayudada, no poco, todo hay que decirlo, por la propia desidia de muchos de los protagonistas de la política de nuestro Estado y la “estimable” colaboración del aborregado y cada vez más ignorante pueblo español.

Cualquiera que hiciera zapping por las innumerables tertulias de los medios de manipulación masiva, audiovisuales o escritos, de papel o digitales, supongo que, si tiene algo de sentido común –de lo que después hablaré en relación a lo que me lleva a este artículo–, habrá acabado ahíto de “tanto chafardero y tanto pito” –parafraseando a Alfonso VII en La venganza de Don Mendo–, disfrazados de periodistas o aficionados y no pocos “expertos” en casas reales. Como alguien, con buen sentido del humor, ha resumido en las redes, y con el debido respeto a la corona inglesa: “Los dos seres que dan más vueltas después de muertos: El pollo y la reina de Inglaterra”. Incluso la Comunidad de Madrid, tan ejemplar en casi todo, creo que se pasó de frenada en su corrección política, decretando tres días de luto oficial. Yo, para terminar también con un poco de humor con esta parte, me quedo con los conocidos “Duelos y quebrantos” que formaban parte de la dieta del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, como se recoge en las primeras líneas de la obra de Cervantes: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda”. Por cierto, potente plato de la cocina manchega que, en alguna ocasión, degusté en la Venta del Quijote, en Puerto Lápice, cuando la carretera nacional 4 –A-4 hoy–, cruzaba ese pueblo de la provincia de Ciudad Real.

Pero vamos con Perogrullo, que yo siempre entendí unido, aunque por algún sitio he visto separado, como si de un personaje real, con nombre y apellido se tratara, y del que hay toda una historia sobre su origen o evolución. Para empezar y en la línea que yo lo quiero utilizar en este desahogo, le añadiríé dos apellidos que le vienen al pelo, Sentido Común. Porque, en realidad, desde hace más de 45 años ya, y en los últimos cuatro, casi a diario, venimos asistiendo al entierro de Don Perogrullo Sentido Común, que nunca fueron tan sinónimos nombre y apellidos. No creo que haga falta aclarar el significado de Perogrullo y su derivado, “perogrullada”, sobre todo para los lectores que peinamos canas, pero, pensando en las inocentes y no tanto, víctimas de la LOGSE, no me resisto a recoger lo que, al respecto, nos dice el Diccionario de la Real Academia Española. Perogrullo: “Personaje ficticio al que se atribuye presentar obviedades de manera sentenciosa” y, Perogrullada o, verdad de Perogrullo: “Verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla”. Algo así como que “En verano hace calor y en invierno hace frío”, dos verdades que parece que les cuesta entender a esos “pijoprogres ecologistos” que hacen un mantra de algo tan antiguo como el cambio climático, que existe, desde que el mundo es mundo, y ya son 4.500 millones de años los que tiene.

En los últimos días no han sido pocas las muestras de ese entierro, y voy con ello:

Es de Perogrullo Sentido Común, al tiempo que insólito, que España sea el único país del mundo donde, algunas de sus regiones –que no otra cosa son las comunidades autónomas, “históricas” incluidas– quieran impedir a toda costa que se hable el idioma Español y que sea éste la lengua vehicular, común, en el sistema de enseñanza. Algo que ocurre, descaradamente, en Cataluña, donde se pasan, por cierta parte, las sentencias del Tribunal Supremo al respecto, y con algo menos de descaro en Vascongadas, donde la dificultad del, ”renovado”, vascuence/euskera, no ayuda mucho y necesitarán más tiempo. Y algo que, en Galicia, va creciendo como de perfil, que para eso es Galicia, y que los altos “indignatarios” –perdón por el palabro– autonómicos, intentan imponer en regiones como Baleares, Valencia, Asturias… Yo apoyaría, más, que se enseñara en Español, en toda España, y que se diera lengua catalana –cuya especialidad universitaria se instauró allí en época franquista–, vasca o gallega, a quien la pidiese. Eso sería lo lógico de no haberse permitido este desbarajuste. Al final se da la paradoja de que en todo el mundo de habla hispana, casi 500 millones de habitantes, muchos de cuyos países he conocido, se habla Español, y en la otrora Madre Patria, tenemos al castellano como lengua oficial. Y se lo debemos, paradójicamente, a una de las barbaridades que se aceptaron en la Constitución Española de 1978, para no molestar a una minoría que siempre actuó contra España y su Unidad y que se morirá en el intento. Los tres puntos de su Artículo 3, se incumplen sistemáticamente, en orden decreciente en esas regiones que citaba anteriormente: “1. El castellano es la lengua oficial del Estado… 2. Las demás lenguas serán también oficiales en las respectivas… y 3. La riqueza de … lingüísticas… será objeto de especial respeto y protección.

Es de Perogrullo Sentido Común que, una fiscal, nombrada ministra de Justicia, no pueda ser, al día siguiente, designada Fiscal General del Estado y que, para completar la obviedad de lo que no debe ser, tras dimitir del cargo con un pretexto de salud, elija sucesor a su número dos y, éste, en ese “do ut des” endogámico que caracteriza a nuestros políticos, la promocione a ella, en contra de la junta de fiscales, y la proponga como fiscal de la Sala Militar del Tribunal Supremo.

Es de Perogrullo Sentido Común que, en una época de crisis galopante, debida en buena parte a la pésima gestión de unos gobernantes incompetentes, sea el Ejecutivo el que dé ejemplo y se ajuste el cinturón. Pero estamos en España, que ya dijo don Manuel Fraga que “is different”, y una ministra, de Igual da, porque lo hacen otros, se vaya de excursión a Nueva York con un grupo de amigas, en Falcon oficial y se gaste casi 4.000 € en traductores. Y que, el presimiente del desgobierno, Pedro Antonio Narciso Plagio Cum Fraude Falconeti PinócHez Resiliente, haga lo propio para postularse como aspirante a la Internacional Socialista, un tinglado que no aporta nada, salvo para presumir y vivir del cuento, y se suelte en la ONU –ese organismo inútil, por ser suave– con una “derrama” de 100 millones de euros para «apoyar a las organizaciones que luchan por la igualdad de género en el mundo, entre ellas, a ONU Mujeres» y se paga una foto con uno de los personajes más ricos y siniestros del mundo, Bill Gates, por el módico precio de 130 millones de euros para la Fundación Bill y Melinda Gates, una pareja de “pobres” que actúan “sinónimo” de lucro. ¿Qué respeto merece un Organismo que recibe a un expresidente español y a su clon, Zapatero y Sánchez, respectivamente, apoyando la razón de Marruecos para quedarse con el Sahara, en contra de lo que siempre defendió la propia ONU de que los saharauis tenían derecho a su autodeterminación?

Es de Perogrullo Sentido Común que, para cualquiera con dos dedos de frente, la pretensión del gobierno de aplicar un “impuesto para las grandes fortunas”, es una estupidez solemne, además de una nueva ocurrencia improvisada de su populismo endémico, que no tienen ni idea de cómo abordar, porque los verdaderamente ricos, emigrarán sus fortunas antes de que les pueda afectar. O tal vez pretenda que paguen sus socios-listos, como González, Bono, Zapatero y algunos más, con jugosos patrimonios, aparentemente acumulados durante su etapa política, porque no se le conocen inversiones, de ningún tipo, que los justifiquen. Claro que, a Marruecos, Venezuela, República Dominicana o algunas de esas islas, paraísos fiscales, es difícil que llegue esta imposición.

Es de Perogrullo Sentido Común que, como viene demostrando la Comunidad de Madrid durante más de veinticinco años, reducir impuestos, como el abusivo sobre el patrimonio, aumenta la recaudación y deja más dinero en los bolsillos del contribuyente para el consumo, que agiliza la economía. Precisamente, la Presidente de esta comunidad, látigo de Moncloa, Isabel Díaz Ayuso, tiró de hemeroteca y encontró lo que decía José Luis Rodríguez Zapatero en El País, el 4 de Diciembre de 2007: Una política de reducción fiscal, acertada y progresiva, pretende buscar la eficiencia y estimular el ahorro y que los ingresos, incluso aumenten. Este tributo, el de patrimonio, es transitorio, extraordinario y su supresión es un estímulo para que en este país no se penalice el ahorro que representa el pago del impuesto”. En la línea de lo que dijo su clon el viernes: “Yo creo que la rebaja fiscal en la que han entrado algunos territorios, Andalucía, Murcia…, realmente ¿a quién beneficia? Beneficia al territorio más poderoso, por el efecto capitalidad, que es Madrid. Ninguna persona con un gran patrimonio, va a cambiar su residencia fiscal de Madrid a otro lugar”. ¿Se lo dirá también, insisto, a González y a Bono que son ya ciudadanos dominicanos?

Es de Perogrullo Sentido Común que, una ministra de justicia como la actual, Pilar Llop, no deba tener un doble rasero tan descarado cuando compara la sentencia firme, sobre el caso de los ERE andaluces, con la recurrida sobre la Gurtel. Cuestiona la Sra. Llop la sentencia condenatoria del TS sobre Chaves, Griñán y trece altos cargos más, porque dos miembros, de sus cinco componentes,  presentaron un voto particular, que la cuestiona. Pero omite decir que la sentencia sobre el caso Gurtel, que le valió a su presidente para “justificar” su moción de censura, también contó con un voto particular, nada menos que de cien folios, de uno de los tres componentes que la emitieron, parecida proporción. Ni que, frente a una condena manifiesta, y tremendamente argumentada, en la que queda probado el beneficio que supusieron al PSOE las prevaricaciones y malversaciones de fondos públicos, cometidas por sus altos cargos, dos de ellos, nada menos que presidentes de la Junta de Andalucía y del Partido, para su casi perpetuidad en Andalucía, la manipulada sentencia de la Gurtel condenaba a unos políticos del PP, de Pozuelo de Alarcón (Madrid), dejando al partido sólo como “beneficiario a título lucrativo” y obligándole a devolver el dinero malgastado. Eso, sin entrar en el “pequeño” detalle de que, en Andalucía, desaparecieron 680 millones de euros, mientras que el “desfalco” de Pozuelo fue de unos 250.000 euros, inadmisible, por supuesto, pero nada comparable. Pero ella es así y está puesta para soltar la estupidez en el Senado de recomendar al Partido Popular que, parodiando el cuento de Blancanieves –hoy condenado por machista por sus compañeros de desgobierno– le preguntara al PP: “Espejito, espejito, ¿cuál es el partido condenado por corrupción en España?”, aunque los portavoces de este partido demostraran una vez más su falta de reflejos sin dejarle una respuesta contundente.

Es de Perogrullo Sentido Común que… podría llenar una enciclopedia, pero hay que terminar.

Antonio De la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión.

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