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Las esteparias, también «marca Navarra”

 

Resulta chocante comprobar lo poco que se ha avanzado en materia de cultura de conservación, así lo demuestra la polémica a la que asistimos por el Proyecto de Decreto Foral del “Plan de Recuperación y Conservación de las Aves Esteparias de Navarra”.

Que la conservación es necesaria como bien general no lo duda nadie. Sin embargo, la conservación debe hacerse en los sitios idóneos que la propia naturaleza elije, y no donde nos apetezca. Por ello, resulta todavía más llamativo, el que algunos planteen limitar la conservación pública con el fin de hacer un negocio privado con aerogeneradores, placas o cualquier otra idea.

Quizás, no estaría de más recordar que la misma Europa que nutre con fondos no pequeños a las actividades agrícolas de Navarra haciéndolas económicamente sostenibles, es la que exige la conservación del Medio Ambiente del que las aves esteparias son justamente uno de los grupos más amenazado. Navarra tiene que plantear cómo podemos dar cumplimiento a todo lo que exigen las autoridades europeas, incluida la conservación allá donde se necesite, para poder beneficiarnos de las ayudas que permitirán mantener la agricultura y ganadería.

La conservación de las aves esteparias, que se ha conseguido prolongar gracias al enorme esfuerzo de muchas personas y durante muchos años -biólogos, guardas, y también agricultores, algunas sociedades de cazadores y autoridades locales- depende hoy como condición necesaria, aunque probablemente no suficiente, de que se consideren Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPA), -mecanismo europeo creado precisamente con este fin-, los últimos reductos del terreno potencialmente hábil de presencia de esteparias.

Lo preocupante de la situación, es que se ha recibido como una sorpresa cuando, ni por concepción ni por límites, el planteamiento propuesto no difiere en nada de lo que se consensuó hace más de 13 años. Hay que recordar que, con el objeto de armonizar el desarrollo agrícola y otros Proyectos Estratégicos con la conservación, se analizó cuidadosamente con los técnicos de Agricultura y Riegos, los terrenos susceptibles de transformación que, en general, afortunadamente suelen tender a ser distintos de los que eligen estas especies. Y así, los terrenos que quedaron acordados como relictos deberían haber sido declarados ZEPA desde entonces. Por tanto, este esfuerzo de armonización ya se hizo hace ya 13 años. Es más, los planos con las zonas de Aves Esteparias fueron puestos en exposición pública en cada uno de los ayuntamientos afectados con todas estas transformaciones y siguen publicados en la plataforma pública SITNA y en IDENA. Lo único que pretende el nuevo Decreto es simplemente dar naturaleza jurídica a esta protección fáctica ya acordada.

Ejemplo singular lo tenemos en Tudela, donde precisamente para poder desarrollar la Ciudad de Agroalimentaria en 2009, armonizándola con la conservación de aves esteparias, se realizó un acuerdo suscrito por el Ayuntamiento y el Gobierno de Navarra que conllevaba un trabajo de cuatro años de coordinación por los biólogos del Departamento de Medio Ambiente, con el fin de que se abandonaran una serie de tierras para garantizar la supervivencia de las aves a cambio de terrenos cedidos y destinados al polígono. Este intercambio fue acordado conjuntamente y reconocido. Esto, también es público y comprobable. Ahora es este mismo ayuntamiento el que parece sorprenderse de la existencia y limitaciones que le genera este terreno cuya permuta consensuó.

Y algo conceptualmente similar se ha realizado con motivo del Canal de Navarra entre otros ayuntamientos y los agricultores.

Siendo realistas hay que decir que para una Navarra que luce la biodiversidad como reclamo turístico y de imagen, este Plan resulta sin duda decepcionante e insuficiente, pues para garantizar la pervivencia de aves esteparias que está muy amenazada, debería incluir: muchos más secanos que, además, ya nunca se regarán porque no hay agua, un buen plan de pastoreo, y otros incentivos que diversificarían los productos que hoy en día incluso son deficitarios. Así que, batallas políticas aparte y ciñéndonos sólo al plano técnico, me temo que aprobándose tal y como está redactado, a no mucho tardar habrá que informar a Europa de la desaparición de nuestras últimas aves esteparias, con las consecuencias que ello tenga….

Resulta triste el ver que, tras tantos años de trabajo y con la evidencia de que estamos sufriendo las consecuencias de un mal cuidado ambiental, todavía hay personas empeñadas en planchar los últimos reductos yermos que hemos dejado a las aves esteparias con el fin de hacer su particular negocio perjudicando el interés general.

Los biólogos, cuyo último objetivo además del estudio natural es compatibilizar la riqueza ambiental con el desarrollo sustentable y respetuoso del ser humano, sólo esperamos que este ejecutivo no se deje llevar por estas presiones economicistas y Navarra pueda seguir mostrando a Europa y al mundo entero, no sólo las aves de montaña, sino también las de las estepas, lo que la convierte en uno de los territorios más interesantes y envidiados de toda la Unión Europea. Para beneficio, hasta ahora, de todos, navarros y visitantes.

Jokin Larumbe Arricibita, colegiado nº 19006-ARN del Colegio Oficial de Biólogos.

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