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Reconquistar el Sentido Común postpandemia

Todos usamos el “sentido común” con mucha frecuencia, y aunque muchas veces añadimos la coletilla que es el menos común de los sentidos, es cierto que tanto se usa en la vida doméstica como en el ámbito científico. En la ciencia de la conducta se usa mucho como concepto y patrón de conducta, que son propios de un conocimiento tácito y de la experiencia acumulada. Tiene esta locución: “Sentido común”, tantos equivalentes en tantas culturas y lenguas, que, aun refiriéndose a dimensiones distintas, todas tienen una espina dorsal similar: Expresión de sabiduría, aunque no sea propiamente un conocimiento científico; sí que las ciencias humanas lo reconocen como un constructo social, cultural, que responde a una sabiduría popular.

Pues, con todos mis respetos, para superar una pandemia, debemos reconquistar el sentido común. Ese sentido de nuestra cultura popular en la que la inmensa mayoría está de acuerdo y que vamos viendo, que un mundo globalizado, se va esfumando como espuma que se disuelve sin darnos cuenta, hasta que lo perdemos, y nos encontramos sin más ni más en una dictadura cultural sin sentido común; considerando a la especie humana equivalente -y algunas veces me parece que en mayor nivel-, a los animales; un perro, un gato tiene más valor que un bebé en gestación, y eso no puede ser sentido común. Tenemos que recuperar ese sentido común si queremos volver a la cordura, a la madurez, a la cultura que responda a un sentir inteligente que marque caminos serenos, equilibrados y no despropósitos que nada tienen que ver con el sentido común.

Lo original, lo novedoso es lo básico, lo fundamental, lo transcendente, lo vital, lo de siempre… Lo básico es la base, el suelo, la estructura fundamental que nos soporta… En este momento, que todo el mundo busca la novedad, lo brillante, lo espectacular, lo diferente, lo progre…, acabas con un vacío de sentido común que te das cuenta perfectamente que estamos perdiendo el norte, porque la gente se reconoce en lo básico, en lo de siempre, en lo que nos hace humanos y felices. Este afán de novedad constante -pegue o no pegue-, sea verdad o no, (¡no hay nada más genético que el sexo!) … Es un mal social, siempre buscando algo nuevo, que pasa como moda vacía, cuando lo que hay que ver es lo que se mantiene en el tiempo, que es lo realmente importante y nos crea el sentido común, claro con sus modificaciones. Desnaturalizar, proscribir la lengua propia que nos hace desarrollar el cerebro y sustituirla por “neolenguas, neologismos inventados”, que en nada mejoran nuestro desarrollo cultural e indican un nivel de analfabetismo supremo, que disminuye sobre manera el sentido común, no es seguro.

Estamos, sin darnos cuenta, creando una nueva religión de un progresismo carente de libertad, estamos cambiando el relato histórico a nuestra conveniencia, según encaje a las ideologías subyacentes del momento novedoso, superfluo, vacío de contenido documental, de pensamiento único, que no denotan otra cosa que una incultura y una oscuridad con una total falta de sentido común. Los pistoleros, son “hombres de paz”, los malos son los buenos, los héroes ya no existen, los mártires dieron su sangre por la libertad y están olvidados, todo se blanquea, todo vale a cualquier precio… ¡Estamos perdiendo el sentido común! Tenemos que volverlo a enarbolar como bandera de una nueva forma de vida, que no tiene por qué estar reñido con un pensamiento crítico, al contario es parte primordial de lo racional colectivo, que más pronto que tarde se impondrá el sentido común y nos hará salir de la pandemia, sin miedo, con una conciencia tranquila que nos empuje a una forma de vida trascendente y más universal, y a eso se llama sentido común y salud.

De ahí que muchos textos hablan del sentido común como el “sexto sentido”, sabiendo lo qué es bueno y malo, lo que está bien y aquello que no tiene sentido, lo que nos destroza y lo que nos hace grandes. El pedir perdón y ser generosos con quienes nos han precedido, dando algunos su vidas por la nuestra en pro de una libertad que bien cara ha costado a muchos. Agradecimiento continuo a todos ellos, porque nos han dado ejemplo y ser agradecidos y pedir perdón es parte de un buen sentido común social y reconciliador que nos hace conquistar un sentido común.

Dr. Emilio Garrido Landívar, Psicólogo clínico y doctor de la Salud, Catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos (CEU)

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