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Ha acabado el segundo estado de alarma en España decretado por el gobierno PSOE-Podemos.

Ese que lo ha perpetuado con poder absoluto desde la toma de posesión de Sánchez en enero de 2020.

Ese que -decía el Gobierno- era la única vía para poder coartar la libertad y el confinamiento prolongado de forma injustificada y con toque de queda.

Ese que finaliza y, sin él, ahora sí se puede seguir coartando la libertad. «Cosas veredes amigo Sáncho»

Nos encontramos ante un nuevo caos de este gobierno, fruto de la cogobernanza instaurada por Sánchez. El que ahora se lava las manos y deja en la Justicia la autorización de medidas que vulneren derechos y libertades. Y que las comunidades autónomas asuman el desgaste por la pandemia, eso sí, con 17 formas y maneras distintas de entender y aplicar acciones.

Entre ellas, Navarra, que por Orden Foral, anunció que mantenía el toque de queda y restricciones, antes de conocer el dictamen de la Justicia, quien finalmente no lo ha autorizado. Tampoco el cierre de terrazas de Hostelería a las 22:00.

Una cogobernanza, por otra parte, defendida, día sí y día, también por Chivite y sus socios nacionalistas, los del autogobierno.

Un caos que, bien mirado, puede ser estrategia para reclamar ese estado de alarma tan añorado por Sánchez y sus socios de gobierno. Y que es de esperar, la oposición no entre en el juego.

Pero mucho ha cambiado la situación tras las elecciones en Madrid. Donde Ayuso, con la bandera de la libertad, ha cosechado record de participación; un aplastante resultado en los 21 distritos de la capital y municipios denominados “cinturón rojo”; ha derrotado a las izquierdas, con el hundimiento histórico del PSOE de Sánchez y la retirada de Iglesias, del gobierno y de la política. Aunque, como dicta el refrán, “al enemigo mejor tenerlo cerca”.

De momento, la anunciada subida de impuestos de Sánchez sobre la maltrecha economía española por la gestión del coronavirus, cambia y ahora será progresiva, hasta 2023. Una vez más, el gobierno parece ignorar las rebajas fiscales del resto de países europeos para salir de esta grave crisis económica. Incluso Portugal, con un gobierno de izquierdas, renuncia a subir los principales impuestos.

Sea como fuere, tras el hachazo fiscal del Gobierno PSOE-Podemos a los contribuyentes, plasmado en sus presupuestos para 2021, Sánchez prepara uno nuevo. Creando con ello, las peores condiciones para la recuperación económica y el empleo.

Además, aplicable a todo España, cuando Navarra ya es, junto a Cataluña, una de las regiones españolas que más impuestos hace pagar a sus habitantes. Con una presión fiscal del 115,1%, según un estudio de Institución Futuro.

Y todo indica que Chivite, al igual que la subida de impuestos en los presupuestos navarros, seguirá los pasos de Sánchez, como ha venido haciendo, sin dudarlo. A pesar de la foralidad navarra.

Pero es que el nacionalismo cuesta mucho, también en lo económico.

Nieves Ciprés, periodista

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