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Vamos de precampaña desde el CIS del atenazador Tezanos

Cuando todavía faltan unos días para que empiece propiamente la campaña electoral madrileña, no han faltado hechos para ver que la que viene va a estar trufada de todo lo que la acreditada falta de escrúpulos de algunos de los contendientes, de uno y otro lado, les lleve a utilizar para sus fines e intentos de perjudicar directa o indirectamente a la única candidata con posibilidades reales de ganar esta llamada a las urnas. Pero vamos por partes.

Difícilmente consigue asimilar la izquierda, cada vez más extrema –no existe hoy ese centro izquierda moderado que Ciudadanos decía venir a ocupar, y así le va–, el nuevo golpe de mano de Isabel Díaz Ayuso a la izquierda al disolver la asamblea y convocar elecciones anticipadas el pasado 10 de Marzo, adelantándose a la más que previsible traición de su socio naranja que se estaba dejando animar por el “psicópata” de Moncloa, como acertadamente lo define una y otra vez Rosa Díez, en esa obsesión de acabar con la derecha en España heredada del que clonó y superó con creces, un tal José Luis Rodríguez, hoy “embajador” chavista desde el avión único de la venezolana Plus Ultra, que mereció la injustificable ayuda de 53 millones de euros de la “generosa” ONG España que, como decía el lunes el representante de la patronal hostelera, deja arruinarse a miles de pequeños y medianos negocios del sector que para el desgobierno destructor no cuentan en su objetivo del “exprópiese” comunista.

Y como le ha dicho la Presidente en funciones madrileña al verdadero enemigo a batir, Pedro Sánchez: “…mostrando su obsesión por batallar personalmente conmigo, quiero decirle una cosa… Se lo digo mirándole a los ojos: el 4 de mayo nos vemos en las urnas”. Y ese es el resumen de la campaña que se avecina, el enfrentamiento directo del antidemócrata Sánchez y la que ha demostrado ser “la horma de su zapato” que le va ganando por goleada desde que llegó en 2019 y especialmente en el último año al haberse adelantado con sus medidas a la penosa gestión de la crisis sanitaria por parte del gobierno central y de la subsiguiente crisis económica que ya se apuntaba anteriormente y que la primera ha ayudado a agravar. Trasciende así la llamada a las urnas en Madrid, de manera evidente, a unos meros comicios autonómicos más y se convierten en un claro anticipo electoral previo a unas próximas elecciones generales que algunos apuntan que podrían llegar en el próximo Otoño y que, en mi opinión, tienen muchas probabilidades si se produjera de manera clara el esperado triunfo de Díaz Ayuso y podrían ser antesala de la necesaria salida del peor presidente español –es un decir porque demuestra serlo poco– desde la transición de 1976-78.

Mientras tanto, el “presimiente” ha vuelo a ejercer de Falconeti y se ha ido a dos de los países de interés “prioritario” para España, Angola y Senegal, para arremeter allí contra su pesadilla y mentir de nuevo sobre la verdadera situación de la “plandemia” en Madrid a lo que Díaz Ayuso, en su línea clara, directa e inmediata, no tardó en responder ante la “seguidista” Susana Grisó, tirando del sabio Refranero español: “Piensa el ladrón que todos son de su condición”. Tan flagrante ha sido la nueva mentira del viajero a la nada, que provocó que su “experto”, el no doctor –casi como él, a uno le medio mal copiaron la tesis y el otro ni la hizo– Fernando Simón, le haya tenido que contradecir: “No creo que Madrid esté falseando los datos”. Ya veremos si esta afirmación no le pasa factura y sobrevive después de mentir tanto como su jefe desde su primera aparición pública. Es ya la segunda muestra de sinceridad seguida después de decir hace unos días que “Decidimos el confinamiento porque no sabíamos qué hacer”; demasiados toques de “atributos” seguidos al más chulo del barrio, para salir indemne.

Y en esas estábamos cuando apareció una nueva producción del Centro de Invenciones Sánchez y José Félix Tezanos, que como de costumbre sirve a su señor,  nos obsequia con un empate a 68 escaños, ya que incluso a él le debió parecer demasiado dar ganadora a la suma de las izquierdas y se conformó con eso que sólo serviría para repetir elecciones y alargar la carga de estos “mamelucos” –en su segunda acepción–, pero con mensaje subliminal de “pura cepa” para seguir alimentando la división de la derecha que tan buen resultado le dio en 2019, apuntando a que VOX pudiera quedar fuera de la asamblea madrileña al darle un ajustado 5’4% de voto, lo que en mi opinión no pretende otra cosa que animar al votante verde a que siga haciéndolo en lugar de que, como debería, decantarse en su mayor parte por la candidata popular, que podría darle la mayoría absoluta que supondría un aún más duro varapalo al gobierno central y a su recién descabalgado “vicepandemias”, lanzado a la arena regional en un “heroico” sacrificio –o más bien pirueta caprina– después de pasar de puntillas como número tres del contubernio ministerial sin una sola visita a residencias u hospitales como era su obligación, y que sólo utilizó para colar de rondón sus tropelías en el BOE gracias a la magnanimidad de su socio con tal de seguir en la poltrona. Lo que sí corrobora el CIS es la casi segura desaparición de Ciudadanos del mapa político madrileño que dan casi todos las encuestas conocidas hasta ahora, pese a la ocurrencia de su candidato con un eslogan que remeda el título de un popular programa televisivo: “Madrileños por Edmundo Bal”, por el que me temo que sólo va a apostar algún despistado en esa llamada desesperada al voto de «todos los que crean en el centro político», una opción que, por querer jugar a tantas bandas, los naranjas perdieron al no conformarse Albert Rivera y la dulce Inés Arrimadas con su mercado natural. En fin, como mal menor, espero que la monja alférez Rocío Monasterio, que ya ha demostrado en la interrumpida legislatura madrileña que se le da bien lo de poner palos en las ruedas –dio a la izquierda el control de la comisión para recuperar Madrid del COVID, impidió con la izquierda la bajada de impuestos que pretendía Díaz Ayuso, que se aprobara la autonomía fiscal y los presupuestos, entre otras cosas– sin que se le conozca, como a su jefe, una sola propuesta concreta en lo económico, laboral, social o educativo más allá de esas frases genéricas que sólo encandilan a unas huestes fanatizadas y ciegas por el descontento que no les deja ver la realidad del problema de España, que siga Sánchez en el gobierno apoyado por los acreditados enemigos de siempre y es que como escribí hace más de medio año de VOX, ¡qué buen partido si tuviera buen señor! https://www.navarrainformacion.es/2020/10/24/vox-que-buen-partido-si-tuviera-buen-senor/, en lugar de esa pareja de la que se despidió el único de sus fundadores de verdad que intentó salvar los muebles tras el fiasco electoral de 2014: “Con estos no se puede ir ni a por una herencia”, y los dejamos hundiéndose ellos solos, como hicieron hasta que el pescador les lanzó el anzuelo Redondo para ayudarles en su cometido de romper un poco más la ya fracturada derecha.

Hubo una nueva encuesta de GAD3 para ABC el domingo, que agranda la victoria del PP, con una horquilla de 62-63 escaños, que necesitaría de ese pequeño apoyo de VOX que decía –mantendría sus 12 escaños– y podría permitir el gobierno en solitario de Díaz Ayuso con apoyos específicos –lo mejor que podría pasar desde mi punto de vista–, en la que tampoco sale muy bien parado Podemos, que no parece arañar mucho a la franquicia Más Madrid que lidera la “pistolera” Mónica García –hay que recordar cómo, en Octubre de 2020, simulaba disparar con su dedo índice (puede que sea esa su particular forma de ‘anestesiar’ al que no le gusta) desde el escaño al consejero Javier Fernández-Lasquetty en actitud nada cariñosa precisamente–. PabLenin Iglesias sostiene su “impresionante tirón” en un ajustado 7% que le daría un par de diputados más de los que pierden la anterior y el “soso, nada serio y poco formal”, Ángel Gabilondo, que se estrella –que no se ‘estrena’–prometiendo “no subir la fiscalidad de Madrid” –pocas semanas antes de la disolución de la Asamblea firmaba con Más Madrid y Podemos justo lo contrario– mientras la ministra de Hacienda anunciaba la “armonización de impuestos en 2022”, consistente como siempre para el socialismo en igualar en lo malo y en este caso en subir los de patrimonio y sucesiones en las comunidades que los suprimieron –fundamentalmente a Madrid–, mientras el verdadero “candidato” de la Moncloa, el chulo, como lo llamó ayer Pablo Casado en la sesión de “descontrol” del Congreso, lo anulaba aún más diciendo que Gabilondo “habla como candidato”, es decir, “lo que dice éste no vale porque el que manda es el menda”. Tras estas apariciones electoralistas de Mr. Postureo después de su largo periodo de silencio, de nuevo no se hizo esperar la respuesta de su “horma”: “España nos va a deber dos, Sánchez ya no está en la Moncloa, ahora es candidato en Madrid”. Y hasta la próxima, que será pronto y a ver el resultado de las próximas encuestas que a lo mejor nos sorprenden con que  Iglesias no llegue al 5% de los votos y se quede fuera de juego, lo que podría suponer un duro golpe a su hasta hace poco socio preferente que me parece que es ahora cuando empieza a no dormir tranquilo al contrario que una gran mayoría de madrileños y españoles que recuperaríamos el sueño viendo tambalearse al Gobierno y el más cercano final de Sánchez.

Y como escribo esto en un día en el que se cumple el 90º –nonagésimo, aclaro para víctimas de la LOGSE y para su creador Javier Solana, que lo de los ordinales no lo dominaba mucho– aniversario del asalto al Estado que supuso la tan repentina como injusta implantación de la Segunda República, no quiero dejar de recordar aquel 14 de Abril de 1931 en el que España “se acostó monárquica y se levantó republicana”, tras la manipulación artera de unas elecciones municipales por los mismos que se la cargaron unos años después porque no sólo no la querían sino que detestaban “la democracia burguesa: antes de que ondee la bandera tricolor de la República debe ondear la bandera roja de la revolución comunista”, como dijo Francisco Largo Caballero, conocido por el Lenin español, que fue secretario general del PSOE entre 1918 y 1938 y jefe del gobierno republicano unos meses entre Septiembre de 1936 y Mayo de 1937. Y ayer, el que demuestra ser también contrario al sistema que le ha permitido llegar a su inmerecido puesto, da una nueva bofetada sin mano a la Monarquía Parlamentaria que supuestamente debería defender, para decir con su cursilería habitual que “Los aniversarios sirven para reflexionar, echar la vista atrás y comprobar que hay un vínculo luminoso con nuestro mejor pasado, que debemos reivindicar”. ¿Nuestro mejor pasado ese que, repito, se cargaron comunistas, socialistas y anarquistas, rematando cinco años de desastre, destrucción, abuso y miseria, con el envío en la madrugada del 13 de Julio de 1936 de la policía motorizada socialista por parte de  Indalecio Prieto, para asesinar al líder de la Oposición José Calvo Sotelo, haciendo inevitable lo que el General Franco había salvado por tres veces, el estallido por los aires de su “maravillosa” República? “Aquel ambicioso proyecto” que para este enemigo de España “buscaba la modernización de nuestro estado y de la sociedad española”, como remataba ayer su loa republicana tras los aplausos de los que forman hoy con él, en el congreso, el mismo frente popular que llevó entonces a España al desastre y que están haciendo lo imposible por repetir, entre otras cosas por lo que denuncian más de dos mil quinientos jueces –todos menos los progres de Jueces para la Democracia, en la que parecen creer poco– en su escrito a la Comisión Europea ante el “riesgo de violación grave del Estado de derecho” en España.

Pero al sacamantecas de la política que tenemos al frente de este desgobierno le da todo igual con tal de alargar su permanencia en el mando, para luego ocupar el asiento del Consejo de Estado que preparó Zapatero para inútiles sin oficio ni beneficio, en una ley que habría que haber derogado en su día, como tantas que continuaron de la nefasta etapa del contador de nubes.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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