Hay que tener la cara muy dura para hacer semejantes declaraciones.
Todo viene a cuento, porque la presidenta del gobierno de Navarra, la socialista/nacionalista María Chivite, reunida con algunas asociaciones de víctimas del terrorismo, decía que ella no estaba de acuerdo con los homenajes que se llevaban a cabo a favor de los presos de ETA.
Las asociaciones a callar, por lo visto. Tienen el caramelo de las declaraciones de toda una presidenta, pero nada más. No parecen recordar que la presidenta Chivite gobierna con quienes apoyan y organizan dichos homenajes y, con quienes, un día si y otro también, humillan a sus víctimas.
No debería extrañar esta actitud. La señora Chivite forma parte de un partido que depende de los votos de los que no se quieren llamar amigos de ETA, herederos de ETA, o qué otros apelativos más, aunque realmente solo tengan uno.
Pero, bueno, el mundo sigue; aquí Paz y después Gloria.