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Perfil psicológico del mediocre

Podríamos decir sin ambages, que el ser humano a grandes rasgos los podemos dividir en tres categorías: Humano moderno de perfil cognitivo superior, humano de perfil cognitivo medio y humano de perfil cognitivo-amigdalítco-reptiliano, también llamado mediocre. Con el permiso del lector darán conmigo que nunca habíamos percibido tanto “humano reptiliano sin apenas sustancia gris”, que estuviera tan presente en la sociedad española, e incluso tal como vamos siendo testigos en la sociedad que hemos dado en llamar “moderna industrializada”.

El perfil de un humano moderno de nivel cognitivo superior es aquel, que se presenta como un ser emocional que razona. Jamás deja de lado la emoción ni la razón. Por eso generalmente suele ser un líder creador, de ideas novedosas que encienden la motivación del grupo y que es sin intentarlo líder de quien crea riqueza y la reparte, sin reparar energías que le sobran porque casi siempre “navega en medio del río”, no le interesa y huye de la orilla derecha que supone el caos, ni menos de la orilla izquierda que supone la intransigencia, la intolerancia… ¡Es inmensamente feliz!

El perfil del humano cognitivo medio es eso: medio, en una campana de Gauss, estaría entre el 84 y 100, es decir en la desviación típica de menos uno y cero, por ser el cero -estadísticamente-, la media del punto álgido de dicha campana. Es una persona justa, no destaca, depende mucho quién le dirija y de su formación personal, y son personas que cumplen una misión generalmente sin destacar, pero necesaria, son aquellos que hemos denominado los perfeccionistas, perseverantes, que meten horas sin parar y suplen así su nivel cognitivo con horas y más horas…

El tercer humano, de perfil cognitivo-reptiliano, es tan viejo como el propio ser humano. Si uno se enzarza en literatura antigua, clásica, lo describen muy bien y señal de su existencia (“¡Porque no eres ni frío ni caliente te vomito de mi boca!”. Apocalipsis 3:15-17), ni de esta forma natural de actuar, porque actúan como un propio reptil: Evolutivamente son del Mesozoico, pero siguen vivos, no se han extinguido, no han evolucionado, pero siguen dando la murga en todos los campos, aunque se precien, lo programen y muchos los aplaudan. Jamás aceptan otras ideas -aunque las llamen progresistas-, que no sean las suyas -más cercanas a Atapuerca-, que a la modernidad que abrazan, como si fuera su único dios, que lo es; por eso son reptilianos, es decir su cerebro quedó atascado en el mesozoico, y no ha evolucionado, de ahí su nombre reptiliano o cerebro primitivo.

Paul MacLean, un neurocientífico, que amplió y describió como nadie lo que llamó el cerebro “triuno”, porque basándose en las técnicas y teorías de James Paez, nos alertó que nuestro cerebro se condensa en tres áreas cerebrales que dio en llamar el cerebro reptiliano, el sistema límbico y la neocortex. En atención a esta teoría el “tercer humano de perfil cognitivo-reptiliano o también llamado cerebro primitivo tiene un control casi exclusivamente en conductas instintivas que rodean a actividades básicas de supervivencia, unas más que otras y las unas son agresividad manifiesta, aunque llevan un “barniz brillante”, de oropel, con lenguaje de “progre-moderno”, que les camufla su indigencia intelectual, por mucho título superior que puedan tener, y embaucan a otros de similar perfil e incluso -por supuesto de más bajo perfil que ellos-, que quedan subyugados, enardecidos por esa dominación que llaman poder de masas y una conciencia de “territorialidad” que la disfrazan de independencia o populismo a toda costa con rituales ancestrales y lenguajes vacíos de contenidos, que repiten como un mantra de los predicadores del Central Park o Hyde Park, que tanto me sorprendieron la primera que traspasé el extranjero.

Usan un lenguaje corto, con muchas interjecciones, adjetivos grandilocuentes, hablan como si quienes escuchan fueran tontos; cambian últimamente de tono, dan una impresión de predicadores en retiro jesuítico describiendo las postrimerías… ¡No me da para más este recuadro!, pero no puedo dejar de concluir a los lectores, que precisamente ahora, estos humanos reptilianos son una pléyade que ocupan responsabilidades en la vida pública, como jamás hubiéramos soñado.

Están en todas las partes, y toman decisiones como gurús narcisistas, envidiosos y malos. Lo peor, queridos lectores, que mucha población humana de perfiles que parecen respetables les aplauden y les corean, ¿en qué grupo están estos individuos, no serán también reptilianos y no lo sabemos? Ahí les dejo.

Dr. Emilio Garrido Landívar, Catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos (CEU)

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