El cálculo electoral del partido socialista en Cataluña le ha salido mal.
Confiado en los buenos resultados que auguraban al todavía ministro Illa en las elecciones a celebrar en febrero, ve como, en una hábil maniobra, el resto de partidos, amparados en el coronavirus, las posponen hasta mayo.
Y es que nadie, salvo el partido socialista, quiere el triunfo de Illa.
Si el socialista, Pedro Sánchez, gobierna con los nacionalistas en España y pasa lo que pasa, no hay que imaginar mucho para pensar qué pasaría con un gobierno socialista/nacionalista/secesionista/comunista en Cataluña.
Sería un nuevo proceso soberanista enmascarado, salida inmediata de los presos independentistas de las cárceles. No digamos ya del español en Cataluña, del Ejército o de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.