Asistimos a una llegada a escondidas a la península de decenas de inmigrantes que, desde Canarias, y no se sabe con que dinero, y a través del avión, están pisando suelo español, sin notificación previa, a distintas capitales Andalucía como Málaga o Sevilla. El último del que se tiene constancia, el producido este lunes, cuando más de un centenar de ilegales viajaban en vuelo regular a Granada sin PCR -como reconocían ellos mismos a otro pasajero- y, por supuesto, sin papeles.
La Junta de Andalucía ha criticado que desde el Ministerio de Interior de Grande Marlaska se diga que estas personas han llegado por sus propios medios, sin que nadie explique quién les ha dado la autorización para entrar en Andalucía, una comunidad que tiene un cierre perimetral y en la que sólo se puede entrar por motivos laborales o de estudios o por cuestiones muy excepcionales.
Son, parece ser, una nueva clase de inmigrantes. Con pasaporte, con móvil, bien alimentados y jóvenes, muchos jóvenes. Curiosa la composición de esta nueva oleada de inmigrantes.
Aquí en Navarra, Bildu y su socio el PSN, por lo visto quieren a toda costa que vengan estos inmigrantes a Navarra. Para ello buscan lugares donde, buenos ellos, acogerlos. Uno de estos lugares sería el denominado chalet pamplonés de Caparroso.
Curiosamente ya tenía destino, albergue de peregrinos del Camino de Santiago, —el año que viene es Año Santo—. Pero esto no convence a sus señorías. Nada que sea religioso les sirve. De ahí que insistan tanto en cambiar su uso y se lo den a estos nuevos inmigrantes.
Eso es progreso dicen.