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Entre agosto y noviembre el Ayuntamiento de Pamplona interviene en casi 6.000 m2 de lienzos de la Ciudadela y restaura la puerta de acceso por la avenida del Ejército
Los pamploneses están acostumbrados a ver a lo largo del año grandes andamios y plataformas elevadoras en la Ciudadela y las murallas, porque los 5 kilómetros de fortificaciones de la ciudad requieren un mantenimiento continuo que, desde 2014, realizan empresas especializadas bajo la dirección del Ayuntamiento de Pamplona. Para que el perímetro fortificado de la ciudad, que está declarado Monumento Nacional, luzca como el elemento patrimonial y de atracción que es, de forma continua hay que limpiar, ir quitando la vegetación que deteriora las juntas entre las piedras y permite que el agua entre en los sillares y los fracture cuando se hiela y, a veces reponer materiales, como este mes en la contraescarpa del Baluarte Real (fosos en la zona de la Estación de Autobuses).
En estos momentos, por ejemplo, en ese espacio se están reponiendo 170 metros de tapas de piedra de coronación del muro con la ayuda de un andamio de 50 metros de largo y seis metros de altura. Se colocan elementos dañados por la vegetación, muchas veces trabajados previamente en un taller de cantería. En meses pasados, el objetivo de este esfuerzo ha sido la Ciudadela: lienzos, baluartes, revellines, casamatas, poternas, el frente de la capilla, los túneles o la restauración del acceso al recinto fortificado por la avenida del Ejército.
Entre los meses de agosto y noviembre se han limpiado casi 6.000 m2 de murallas en ese entorno y se han arreglado las juntas de 120 m2 de sillares, para mantenerlos asentados y en perfecto estado. También se ha actuado sobre el Fortín de San Bartolomé, un fuerte avanzado añadido en el siglo XVIII, de cara a la reapertura del Centro de Interpretación de las Fortificaciones de Pamplona.
Este peculiar contrato de mantenimiento engloba, no solo las murallas, sino también los puentes medievales. En octubre, la intervención especializada se ha centrado en Rochapea, concretamente en el puente gótico de Santa Engracia (anterior al siglo XIII), limpiándose los paramentos verticales y la calzada, además intervenir en los estribos en los que se apoya y restaurando los tajamares que funcionan como estructuras que minimizan el empuje del agua en caso de crecidas.
Cada año el Ayuntamiento destina a estas labores 150.000 euros. En 2019, además de la limpieza y reparación ordinaria, entre otras intervenciones se actuó sobre los fosos del Edificio Singular, se elevó el pretil de paseo Barbazana, en la zona de las escaleras de la plaza Santa María La Real y también se sustituyeron dos vigas de gran tamaño en la Sala de Armas de la Ciudadela.
