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Pamplona tendría a mediados de siglo un clima mediterráneo, similar a Extremadura o Andalucía, debido al cambio climático

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Pamplona tendría a mediados de siglo un clima mediterráneo, similar a Extremadura o Andalucía, debido al cambio climático

El Ayuntamiento de Pamplona ha presentado esta mañana el análisis energético, de vulnerabilidades y riesgos a los impactos del cambio climático,

Ese análisis pone en relieve un incremento de los riesgos para la salud de la ciudadanía y para la propia ciudad al seguir intensificándose ese cambio en valores como el aumento de la temperatura o de las lluvias intensas. Eso afectará al clima de la ciudad y al paisaje, que ya está evolucionando, y que a mediados de siglo podría ser en Pamplona similar al de municipios extremeños, andaluces o de ciertas zonas mediterráneas.

Este trabajo forma parte de la Estrategia de Transición Energética y Cambio Climático 2030, que se enmarca en el proyecto Go Green Pamplona, y que busca acciones y líneas de trabajo concretas que permitan reducir el consumo energético y las emisiones asociadas a una ciudad como Pamplona, aumentar el consumo de energías renovables y adaptarse a los efectos esperados del cambio climático. Tanto este análisis de vulnerabilidad y riesgos, como el trabajo de profundizar en el análisis a partir del balance energético también presentado hoy tienen como objetivo identificar las principales áreas de acción en materia de mitigación, transición energética y adaptación al cambio climático. Todo ello, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, con la Agenda Urbana Española y con las dimensiones, líneas y objetivos estratégicos del Plan Estratégico Urbano Pamplona-Iruña 2030.

Junto al trabajo técnico, de análisis y de recopilación de datos, se han llevado a cabo varias sesiones de participación, dirigidas tanto a personal municipal como al resto de agentes de Pamplona para comenzar a explorar las líneas de acción a incorporar en la Estrategia.

Pamplona modificará su pirámide de población, su paisaje y sus zonas bioclimáticas

El diagnóstico resalta la vulnerabilidad media de Pamplona frente al cambio climático por las características de su población (índice de envejecimiento elevado) y por el incremento de las sequías y de inundaciones y los cambios en el paisaje que va a sufrir. También incide en otros aspectos como la pérdida de calidad del aire. Como dato esperanzador indica que “cuenta con un nivel alto de capacidad adaptativa”.

El clima de Pamplona se ha clasificado como ‘Marítimo de costa occidental’. En estos momentos ya se define como ‘Subtropical húmedo’. En el futuro será ‘Mediterráneo de veranos frescos’ a corto plazo y puramente ‘Mediterráneo’ a mediados de siglo si se mantiene la tendencia actual. Como consecuencia, cambiarán la flora, la fauna y los grupos humanos con lo que Pamplona modificará su pirámide de población, su paisaje y sus zonas bioclimáticas actuales. Como una de las consecuencias se avisa del exceso de mortalidad debido a las olas de calor y el aumento de las enfermedades respiratorias.

Quienes viven en la ciudad notarán la pérdida de confort térmico en las viviendas con mayor gasto energético en la climatización de hogares así como de negocios y de edificios públicos; la pérdida de productividad laboral en trabajos al aire libre; el deterioro de las zonas verdes; la caída del confort de los espacios públicos en la calle; la alteración de las actividades deportivas y de ocio al aire libre en periodo estival o el incremento de las necesidades de drenaje de agua de lluvia y los cambios la necesidad de riego de las zonas verdes.

Aumento de días calurosos y de olas de calor

En Pamplona la temperatura media anual ya se ha incrementado a un ritmo de 0,24°C por década entre 1961 y 2019, según datos del proyecto LIFE NAdapta. Así, los días cálidos ahora mismo son 12 al año y se prevé que a mediados de siglo en Pamplona se incrementarían hasta 22 mientras que las olas de calor duran también 12 días de media anual y podrían alcanzar los 28. El informe apunta que los barrios más sensibles a este riesgo son San Juan, Iturrama, Casco Antiguo, San Jorge y Azpilagaña y los de menor capacidad adaptativa San Juan, Rochapea, San Jorge, Ermitagaña y Echavacoiz.

En cuanto a las precipitaciones, la media anual desde el 1961 no presenta una tendencia de cambio significativa. El diagnóstico presentado hoy sí alerta de que el riesgo por lluvias intensas se verá ligeramente incrementado en los escenarios futuros con un cambio de distribución anual. Así, habrá más episodios de lluvia intensa y una concentración en menos días de la precipitación total anual, principalmente en los meses de otoño, invierno y primavera. Si históricamente solo en el mes de enero y noviembre se superaban los 80 litros/mes en el futuro también los meses de febrero, marzo y diciembre superaran de media esa precipitación con riesgo de inundaciones.

Contrariamente, en los meses de julio y agosto la precipitación se reducirá respectivamente un 63% y 53%. La menor continuidad en la precipitación implicará una reducción en la disponibilidad de agua y en su calidad. Este fenómeno podría afectar el abastecimiento de agua para uso doméstico en el propio ámbito urbano de Pamplona.

Más del 80% de la demanda energética basada en combustibles fósiles

El balance energético, con un análisis temporal del periodo comprendido entre 2005 y 2019, señala entre otros datos que Pamplona consume anualmente más de 4.500.000 MWh de energía final, un 54% de ella basada en productos derivados del petróleo. Más de la mitad (52 %) de esa energía final que consume la ciudad está ligada al sector del transporte, un 22 % es consumo residencial y un 13 % se vincula a la industria.  Integrando otras energías, como el gas natural, más del 80% de la demanda de la ciudad está basada en combustibles fósiles. Estos datos inciden directamente con la producción de más de 1.100.000 toneladas de CO2eq que Pamplona emite a la atmósfera cada año.

Desde la perspectiva de las fuentes energéticas, menos del 10 % (un 9,55%) de la energía final consumida en la ciudad en 2018 provino de fuentes de energía renovable. Además, el 80% de estas energías renovables no son de producción local, sino que provienen de la participación de las fuentes de energía renovable en la producción de la energía eléctrica a nivel nacional y de los biocombustibles presentes por obligación en los combustibles del sector transporte.

Así las cosas, y conocidos el balance energético y el análisis de vulnerabilidades, se puede decir que la evolución energética presenta una ligera tendencia decreciente, altamente influenciada por la crisis de 2008 – 2009 y sus años posteriores. Se destaca que, incluso sin hacer nada, se podría llegar en 2030 a una reducción del 15% de las emisiones respecto a las producidas en 2005. Todo ello con un suministro municipal crecimiento, debido al aumento de los servicios ofrecidos por el Ayuntamiento (más alumbrado, nuevas urbanizaciones, más edificios), con el impacto de las temperaturas y los efectos de las lluvias en la salud o con el cambio climatológico que se prevé, hacia ese clima mediterráneo seco, y que afectará a la ciudad y al paisaje natural.

Elaboración en cuatro fases

Estos documentos se corresponden con la segunda fase de la elaboración de la Estrategia de Transición Energética y Cambio Climático 2030. Una fase diagnosis en la que se recopila la información necesaria disponible sobre los consumos energético de Pamplona y en la que se han identificado planes y programas implantados o previstos en materia de ahorro energético, energías renovables y adaptación al cambio climático.

A continuación, en la tercera fase, se definirán los objetivos 2030 de la Estrategia de Transición Energética y Cambio Climático, teniendo en cuenta planes, normativas, legislaciones o directivas de ámbitos europeos, nacionales, autonómicos y municipales. Se establecerán las líneas estratégicas prioritarias y, para cada una de ellas, los sectores de actuación con mayor influencia para la transición energética o la adaptación al cambio climático. A priori, se señalan seis líneas estratégicas: eficiencia energética, transición energética, movilidad, residuos, ciclo del agua y, por último, paisaje y medio natural.

Por último, una cuarta fase con el plan de acción ya concreto que propondrá y definirá las acciones de esa Estrategia en términos de potencial impacto, señalando sus objetivos, indicadores de seguimiento, actores implicados, planes relacionados, así como recursos económicos, materiales y humanos necesarios. Esta Estrategia se lleva a cabo de la mano de la empresa Lavola, adjudicataria del contrato de servicios para su gestión.

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