¿Puede venir algo positivo del Pacto de Toledo? ¿Se puede confiar en que las “Recomendaciones” que ha consensuado y ha presentado al Gobierno se traduzcan en medidas contantes y sonantes para el futuro de las Pensiones? Nadie puede asegurar nada al respecto, pero sí que merece la pena contemplar con una mirada optimista algunos mensajes que se trasladan a la sociedad.
De entrada estas recomendaciones dejan clara que la sostenibilidad financiera del Sistema Público no se va a apoyar mediante recortes de gastos sino por la vía de aumentar los ingresos. Partiendo del hecho de que desde 2011 no se había dado ningún tipo de acuerdo en el seno del llamado Pacto de Toledo, el hecho de que se haya llegado a un consenso en este momento no deja de ser algo a reconocer y valorar. Es cierto que puede haber consensos de diferentes contenidos y sólo por estar consensuado no lo convierte a cualquier acuerdo en positivo. Pero en este caso se da la circunstancia de que las diferentes posturas han llegado a proponer medidas que responden a muchas de las reivindicaciones que durante estos años hemos planteado desde la movilización de Pensionistas.
Durante el período 2012-2020 ha habido un bloqueo férreo dentro de este Grupo de Trabajo que lo estaba condenando a su desaparición, dada la inacción que arrastraba. La desaparición de la revalorización automática y la introducción del llamado “Factor de Sostenibilidad” dieron al traste con los avances que se habían dado en los años anteriores: la separación de fuentes de financiación, la creación del Fondo de Reserva, la Revalorización anual, la mejora de las Pensiones de viudedad, entre otros.
Estas circunstancias, unidas al apoyo que las Organizaciones Sindicales, UGT y CCOO prestaron en el 2011, en aquella situación en la que Europa apretó las clavijas al Gobierno de Zapatero, a aquella reforma en la que se alargó la edad de Jubilación, hicieron que el Pacto de Toledo para muchos sectores de izquierda se convirtiera en el enemigo a batir.
Durante estos años hemos asistido a muchas discusiones sobre si el Pacto de Toledo servía como una garantía del Sistema Público de Pensiones, como quiso ser en su día o se había convertido en una especie de reliquia sin capacidad de cumplir ese papel que afirmaba desempeñar. Generar grandes consensos entre las diferentes fuerzas políticas y sociales sobre temas tan trascendentales como las Pensiones y alejar las mismas del devenir de los cambios políticos, ni más ni menos el principal objetivo de dicho órgano, era y debe seguir siendo una aspiración por la que luchar.
¿Estamos ante la superación de la crisis del Pacto de Toledo? El contenido de esas recomendaciones indica que se ha llegado a un acuerdo, hasta ayer casi imposible debido a la crispación política existente, y eso es una buena noticia, precisamente en medio de la crisis social y política más grande de las ultimas décadas. Como dice Joan Coscubiela en su artículo aparecido en Diario.es, “España necesita que las políticas de Seguridad Social sean fruto de grandes acuerdos sociales y políticos y no estén sometidas a vaivenes políticos y mucho menos a intereses económicos que vienen pugnando por la mutación del Sistema Público de Seguridad Social”.
Hay un compromiso claro en defender un Sistema Público de reparto, de solidaridad intergeneracional y un rechazo a otro sistema de capitalización, sea ésta integral o más sofisticada, pero con el objetivo de ir minando desde dentro el carácter solidario de nuestro sistema de Seguridad Social actual.
Y tal vez lo más sorprendente sea el momento en el que este acuerdo se produce: una Crisis Sanitaria que está haciendo tambalear muchas seguridades y certezas y que está arrastrando a nuestra sociedad a una situación de incertidumbre y zozobra, agravada por la despiadada lucha política.
¿Alguien puede dudar de la oportunidad del título: “Una brisa de Esperanza”?
Marcos Leyún, la Asociación de Mayores LACARRA
