Allá por el mes de mayo, cuando la pandemia del coronavirus «campaba por sus respetos», el gobierno de Navarra y de la mano de su consejero de Educación, señor Gimeno, se empeñaba en hablar de un fin de curso en los colegios navarros normal, es decir, con la presencia de alumnos en sus aulas.
A las pocas semanas ese fin de curso presencial se limitaba a los alumnos de 2° bachiller y de forma voluntaria y en grupos pequeños.
Estamos a finales de agosto, la pandemia sigue y ahora repuntando sus casos de contagios y enfermos. Y el gobierno navarro volviendo a hablar de una educación presencial, pásmense, con grupos numerosos, más de 30 alumnos en las clases.
Ahora cuando se cierran «piperos» y se adelanta el horario de cierre en lugares de ocio nocturno, bares y restaurantes, cuando no se permiten grupos de más de 10 personas, se intenta imponer grupos de más de 30 personas en un espacio cerrado y durante 6 horas. Esperpento puro y duro.
¿Cómo pretende un Gobierno gestionar esto? Seguramente no tiene ni idea, pero oye, así salimos en la foto de los más… no se sabe de qué, pero no por su lumbrera.
Estamos apañados.