La intromisión, una vez más, al «autogobierno» de Navarra del PNV, partido nacionalista vasco, es insultante.
Y la política del PSN, el partido de la socialista/nacionalista y presidenta del gobierno navarro María Chivite, es aún peor, una política de sumisión total a los designios del nacionalismo vasco. Designios claros, la desaparición de Navarra como entidad política libre y foral.
Que se acuerden en Madrid políticas hacia Navarra con partidos ajenos a este región, clama al cielo. El gobierno de Navarra debería protestar enérgicamente. No lo hará. Quizá, con la boca pequeña, no vayan a enfadarse sus socios de gobierno.
Hoy Navarra más que nunca se encuentra en peligro.