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Más pobreza y desigualdad o nuevo rumbo

Han pasado ya dos meses desde que se aprobó el estado de alarma para hacer frente a la crisis sanitaria provocada por el COVID19. Lo que comenzó siendo una crisis sanitaria se ha convertido además en una dura crisis económica. Paro, recesión y hundimiento de la recaudación tributaria son algunas de sus consecuencias. El Gobierno de Navarra acaba de presentar una estimación de caída de la recaudación para 2020 de 818 millones de euros, un 20% de la recaudación total. Para hacernos una idea de su relevancia recordemos que en las crisis de 2008 y 2012 la caída fue de unos 500 millones de euros.

Ante este escenario y para hacerle frente, al igual que en pasado, dos son las opciones entre las que deberemos elegir. Una ya la conocemos, se aplicó duramente por los gobiernos del PP y PSOE la pasada década, consiste en que la crisis la pague la mayoría social (trabajadores/as, jóvenes, mujeres, autónomos, pensionistas) mediante recortes sociales, pérdida de derechos, desempleo, pobreza y desigualdad. Es la clásica salida con la que el capitalismo gestiona sus crisis.

La otra opción es la de cambiar de rumbo y de políticas, quitar a la oligarquía económica el control y la decisión, poner al trabajo y a las personas en el centro de la vida y reformar en profundidad nuestro marco económico, presupuestario, fiscal y laboral.

Durante estos dos primeros meses de estado de alarma ha sido necesario poner en marcha en el estado y en Navarra diversas medidas económicas, fiscales y presupuestarias para combatir el virus y sus consecuencias.

Desde IE en el Parlamento de Navarra hemos apoyado las decisiones tomadas por el Gobierno de Navarra en relación al refuerzo de la sanidad pública y del apoyo a las personas y colectivos más vulnerables. Actuaciones sanitarias, educativas, prestaciones a personas sin recursos, vivienda, dependencia o trabajadoras y trabajadores en ERTE y en situación de desempleo. Hemos apoyado ampliar recursos económicos y medidas fiscales para el trabajo autónomo y pequeñas empresas. En general, con alguna excepción, compartimos las decisiones tomadas hasta ahora.

Pero ha llegado el momento de afrontar una nueva encrucijada, al igual que en 2008 y 2011 habrá que elegir la forma de encarar el agravamiento de la crisis económica en los próximos meses.

Esta semana hemos conocido las previsiones del Gobierno de Navarra respecto a la recaudación fiscal para 2020, un derrumbe de 818 millones de euros. Este dato dibuja un escenario crítico y que exige de respuestas claras, firmes y valientes.

La derecha, el poder económico y sus entornos mediáticos ya están reclamando, y preparando el terreno, para una nueva oleada de recortes sociales y de pérdidas de derechos. Un nuevo tsunami antisocial que sea incluso más duro que el de la pasada década y, si es posible, que sea impuesto a España y a Navarra en la forma de un rescate europeo. Para estos sectores sería la coartada perfecta para imponer a la mayoría social con la máxima dureza su programa económico austericida: recortes draconianos de servicios públicos básicos, salarios y pensiones.

Desde IUN-NEB, como hicimos en la pasada década, defendemos que existe otra elección, otro camino. Otro camino que se transita con medidas como la derogación de la ley de austericidio presupuestario del PP de 2012, la reforma del artículo 135 de la CE aprobado en 2011 por PSOE y PP, la derogación de la reforma laboral del PP de 2012, la aprobación de una ambiciosa reforma fiscal que al menos iguale la presión fiscal que soportan trabajadores, empresas y capitales, la apuesta por un programa de reconstrucción de nuestro tejido económico e industrial o la recuperación de la Banca Pública. Otro camino que también pasa, necesariamente, por acometer una profunda reforma de la UE para que abandone su actual construcción y funcionamiento neoliberal.

Esta es nuevamente la elección, la encrucijada, a la que el agujero de 800 millones de euros en la recaudación en Navarra (40.000 en España) y la crisis provocada por el COVID19 nos aboca.

El derrumbe recaudatorio no ha de recaer en la mayoría social en forma de recortes sociales y salariales, se ha de abordar en el corto plazo por una parte con la emisión de deuda, para lo cual es necesario anular la ley de estabilidad presupuestaria, y por otra con un aumento de la recaudación fiscal a través de impuestos a la riqueza y a los beneficios empresariales.

Respecto a la fiscalidad, somos conscientes de la necesidad de un abordaje a nivel europeo y estatal pero eso no significa que no podamos hacer nada ahora en Navarra. Nuestra propuesta pasa por gravar más la riqueza, en el Impuesto de Sociedades y en la tributación de los grandes patrimonios y capitales, hasta igualar al menos la presión fiscal que soportan los salarios. Si ya en la situación pre-COVID19 defendíamos una reforma fiscal justa y progresiva en esta situación es más necesario y urgente todavía. Hay mucho margen para actuar ya que los dueños y las dueñas del dinero y la riqueza pagan dos y tres veces menos impuestos que los salarios.

Sin embargo hasta la fecha el Gobierno de Navarra no ha mostrado ninguna intención, más bien todo lo contrario, de abordar esta reforma fiscal, y lo mismo podemos decir por ejemplo de la recuperación de una Banca Pública.

Existen y tenemos propuestas para la reconstrucción social, económica, laboral e industrial sin recortes  y sin dejar a nadie atrás. Una alternativa que  supone abandonar  y superar el fracasado modelo del capitalista global. Otro modelo social, económico y medioambiental es posible, esta es nuestra tarea y en ello estamos proponiendo una alternativa, argumentado para convencer y sumando voluntades en el debate.

Ahora es necesario no recaer en las fracasadas recetas del neoliberalismo que empobrecieron gravemente a la mayoría social tras la crisis de 2008, depende de todos  emprender un nuevo rumbo, los próximos meses volverán a ser decisivos para determinar el futuro de las próximas generaciones. Por ello debemos recuperar la movilización y la lucha social, en defensa de la gente y de su futuro, para impedir una nueva oleada de pobreza y desigualdad.

Marisa de Simón y José Miguel Nuin, Coordinadora y ex-coordinador de IUN-NEB

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