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Valorar lo que de verdad importa

Estos días encerrado en casa he podido pararme a pensar en todas esas cosas en las que de habitual no reparamos. Hay millones de pequeños detalles que forman parte de nuestra vida y en los que no somos capaces de si quiera pensar. Probablemente sería bueno reflexionar sosegadamente y volver a identificar todas esas pequeñas cosas para que de aquí en adelante las sepamos poner más en su sitio.

Me viene a la cabeza el vídeo viral de una científica que nos ponía delante de una de esas realidades. Nos venía a decir que ahora la sociedad tenía mucho interés en que personas como ella trabajasen a destajo para encontrar un tratamiento y una vacuna para el COVID-19, pero, ¿cómo se pretende ese nivel de exigencia para con personas que después de lustros de trabajo en muchas ocasiones no cobran ni 1800 euros?, ¿Ahora qué le exigimos a los ídolos que cobran millonadas?. Puede que haya que repensar si seguir enseñando a nuestros hijos que el modelo a seguir son unos ídolos de barro que únicamente nos entretienen cuando estamos ociosos y no tenemos problemas importantes que nos acucian.

Para variar no pienso dedicar más que esta línea a políticos ineptos, ni a opinadores aprovechados sin escrúpulos. Hoy no se lo merecen.

No puedo dejar de acordarme y valorar la actuación de sanitarios, servidores públicos de todo tipo, y de esas personas anónimas para el común que todos llevamos por un motivo u otro en el corazón, más aún en estos días. Quiero acordarme de todos, hasta del vecino que me cae como un golpe en el bazo, porque sin todos ellos mi vida no sería la misma. Todos somos importantes, y es cuestión de todos el formar parte de la solución de este problema. Todos tenemos responsabilidad en esto. Yo lo hago por mi familia, por esas personas a las que añoro y a las que cuando vuelva a ver abrazaré y tras darles un beso les recordaré que me importan, y por todas las demás personas que aunque no conozco personalmente tienen buen corazón.Cada uno tenemos nuestra motivación pero el objetivo debe ser común. Nadie debe quedarse en el camino en estas circunstancias. Yo, mi parte la estoy haciendo lo mejor que puedo, quedándome en casa, y no busco excusas peregrinas para hacer otra cosa, así que espero que nadie por una irresponsabilidad me robe la oportunidad de volver a disfrutar de esos pequeños momentos y esas cositas.

Juan Pablo Ibáñez, abogado

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