Sería absurdo cuestionar la polémica creada con el tema del PIN parental. Unos dicen que quieren implantar un nuevo derecho, otros se niegan y pretenden birlar los derechos de los padres, eso si, sin asumir los deberes derivados dela paternidad y maternidad y el resto bailan la conga porque el tema no va con ellos.
Este sombrajo se cae solo. El PIN parental está recogido por el artículo 27 de nuestra Constitución desde hace más de cuarenta años. Y pese a que a algunos totalitaristas les pueda molestar, los responsables de la educación de los hijos, al igual que de otras muchas cosas, son los padres.
Como ya he dicho a pesar de lo que se nos trate de decir no se trata de crear un nuevo derecho, si no de establecer un mecanismo que garantice el ejercicio del mismo de una forma más garantista para los padres, para los alumnos y para los centros educativos.
A mi entender y tomando distancia sobre el tema para intentar ser objetivo a día de hoy sería exigible por los padres la no participación de sus hijos en todas aquellas actividades no curriculares que contravengan sus convicciones morales o aquellas que quieran transmitir a sus hijos. A pesar de ello resultaría más garantista la previsión de un procedimiento específico para estas cuestiones de forma que padres, docentes y direcciones de centro Tuviesen a su disposición un vehículo que les evitase eventuales problemas.
En resumen esta sería la cuestión. Todo lo demás es humo que sólo responde al interés partidista de unos u otros, y a un tacticismo calculado por los actores políticos que se aleja de los problemas reales de los ciudadanos. Nada nuevo bajo el sol, una nueva cortina de humo vestida de bronca política resoluble con un reglamento regulador de un mero procedimiento administrativo que probablemente venga a tapar algunas vergüenzas y algunas carencias.
Miremos al sol y no nos quedemos en el dedo.
Juan Pablo Ibáñez, abogado