Ayer aparecía pintada la placa que en memoria de Gregorio Ordóñez asesinado a manos de ETA con un tiro en la nuca.
Apenas una semana desde su colocación tras 25 años desde su vil asesinato. Un acto al que acudía la viuda de Gregorio, hermana, amigos y el alcalde de San Sebastián, quien dijo que desde el consistorio se colocarían distintas placas en memoria de las víctimas asesinadas por ETA.
La respuesta de algunos, espontáneos u organizados, sigue siendo la misma que hace unos años, cuando ETA imponía su violencia y sus asesinatos. Por lo que estaba pintada, no saboteada.
Actos que junto a las celebraciones, fiestas y algarabías para recibir a los presos, dejan mucho que desear. No deberían producirse.
La tan manida paz y convivencia representada incluso institucionalmente, debe actuar y no quedar en una bonita combinación de palabras.