Sánchez e Iglesias, hoy presidente y vicepresidente.
La reforma laboral de Rajoy parece que tiene sus días contados.
Era una reforma que se basaba en algo muy sencillo: permitir la contratación por horas de los trabajadores. Sí, los famosos contratos basura de la era Zapatero, esos que hacen trabajar a uno pocas horas para, con ello, eliminarlo de las listas del paro y, así, poder decir el gobierno, «ha bajado el paro». Una reforma que, en su día, incentivó la contratación, eso sí, en precario.
Rajoy y el ínclito Sánchez, ahora presidente del gobierno, se aprovecharon de ello.
Pero desde que está Podemos, la reforma de Rajoy hay que quitarla. Sánchez ahora obligado, sino, no hay gobierno. Aunque con la subida salarial a los funcionarios, preparada por Rajoy, Sánchez no recuerda qué decía el acuerdo con Podemos. Ahora se añadido una nueva variable, la subida del Salario Mínimo interprofesional (SMI). Su subida es buena, a simple vista, para el trabajador, pero mala para el mercado laboral. Suben los costes y eso el empresario lo repercute.
Por ello, se une a un mercado laboral restrictivo, sin reforma laboral, un SMI elevado respecto del que había, puede comprenderse que el empleo disminuirá y, por lo tanto, aumentará el paro.
¿Merece la pena tanto cambio? ¿Merece la pena tomar medidas que sólo sirven de cara a la galería y no para solucionar problemas?
Las respuestas, meridiana.
