El Gobierno de Navarra acaba de recibir otro varapalo desde el Gobierno Central, el de Sánchez. El recurso de posible inconstitucionalidad de alguno de los artículos del Fuero Nuevo Navarro.
Un recurso que deja en mal lugar a los redactores de su reforma en la anterior legislatura del cuatripartito. Lo más chocante es que el recurso se realiza entre gobiernos amigos, diría amiguísimos. Hay que recordar que el PSN, el partido de la presidenta Chivite y, ella misma, apoyaron sin fisuras al ínclito Pedro Sánchez.
El Gobierno navarro ha reaccionado pidiendo “diálogo”, pero con autogobierno. Sin mostrar ningún tipo de resquemor hacía el Gobierno Central, como si con ellos no fuera la cosa. Y el resto de sus socios de gobierno de Chivite, sin grandes críticas y aspavientos.
Si el recurso de inconstitucionalidad hubiera sido con la presidencia del PP o partidos afines, las declaraciones hubieran sido casi una declaración de guerra, por atacar las leyes navarras, su Fuero.
Hoy, más bien es silencio. Un silencio que impone la dictadura del proletariado con el aderezo nacionalista, tan afín al socialismo y al comunismo que hoy gobierna en España, que hoy gobierna también en Navarra.
Malos tiempos para la singularidad de Navarra.