El ya presidente Sánchez, a las preguntas de algún periodista, se erigirá en el mayor defensor y garante de la Constitución española. No cabe la menor duda. No le importará decirlo, aunque sea mentira.
No así sus socios de Gobierno. Más amigos de romper el orden establecido que de mantenerlo.
Aquí en Navarra, tres cuartos de lo mismo. Un gobierno de socialistas/nacionalistas a las órdenes de Bildu, y a quienes no va a importar romper el orden establecido. Ya lo están haciendo.
Por eso no debe resultar extraño que, ante mociones en defensa del Rey y de la Constitución, los partidos políticos navarros, los mismos que apoyan el gobierno de Sánchez, todos, salvo la coalición Navarra Suma, hayan rechazado la defensa de la Monarquía y el orden establecido. Partidos que, por cierto, están manchados por Bildu desde la primera votación para la investidura de Sánchez, el pasado domingo 5 de enero.
Ardua labor la que espera a la oposición al Frente Popular navarro y español. Una labor de oposición que tendrá que ser de todo menos callada y, eso sí, muy perseverante.